Читать онлайн книгу "Un Rito De Espadas"

Un Rito De Espadas
Morgan Rice


El Anillo del Hechicero #7
En UN RITO DE ESPADAS (A RITE OF SWORDS) – (Libro #7 de El Anillo del Hechicero – The Sorcerer’s Ring), Thor debate con su legado, luchando para asimilar quién es su padre, si revela su secreto y qué medidas debe tomar. De vuelta a casa en el Anillo, con Mycoples a su lado y la Espada del Destino en la mano, Thor está decidido a vengarse del ejército de Andrónico y liberar a su patria – y finalmente proponerle matrimonio a Gwendolyn. Pero se da cuenta de que hay fuerzas aún mayores que la de él, que podrían interponerse en su camino. Gwendolyn regresa y se esfuerza por convertirse en la gobernante elegida, usando su sabiduría para unir las fuerzas dispares y expulsar a Andrónico para siempre. Reunida con Thor y sus hermanos, ella está agradecida por la pausa en la violencia y por la oportunidad de celebrar su libertad. Pero las cosas cambian rápidamente – demasiado rápido – y antes de darse cuenta, su vida se torna de cabeza otra vez. Su hermana mayor, Luanda, en una gran rivalidad con ella, está decidida a arrebatar el poder, mientras que el hermano del rey MacGil llega con su propio ejército para hacerse del control del trono. Con espías y asesinos por todos lados, Gwendolyn, asediada, aprende que ser reina no es tan seguro como ella pensaba. El amor de Reece por Selese finalmente tiene la oportunidad de prosperar, pero al mismo tiempo, aparece su viejo amor, y se encuentra indeciso. Pero los tiempos de inactividad pronto son superados por la batalla y Reece, Elden, O'Connor, Conven, Kendrick, Erec e incluso Godfrey deben enfrentar y superar juntos las adversidades, para sobrevivir. Sus batallas los llevarán a todos los rincones del Anillo, que se convierte en una carrera contra el tiempo para derrocar a Andrónico y salvarse de la total destrucción. Igual de poderosas, fuerzas inesperadas luchan por el control del Anillo; Gwen se da cuenta de que ella debe hacer todo lo necesario para encontrar a Argon y traerlo de vuelta. En un giro final impactante, Thor se entera que aunque sus poderes son supremos, también tiene una debilidad oculta – una que sólo puede traer consigo su caída final. ¿Thor y los demás liberarán el Anillo y derrotarán a Andrónico? ¿Gwendolyn será la reina que todos necesitan que sea? ¿Qué será de la Espada del Destino, de Erec, Kendrick, Reece y Godfrey? ¿Y cuál es el secreto que esconde Alistair? Con su sofisticada construcción del mundo y caracterización, UN RITO DE ESPADAS es un relato épico de amigos y amantes, de rivales y pretendientes, de caballeros y dragones, de intrigas y maquinaciones políticas, de llegar a la mayoría de edad, de corazones rotos, de decepción, ambición y traición. Es una historia de honor y valor, de suerte y destino, de hechicería. Es una fantasía que nos lleva a un mundo que nunca olvidaremos, y que gustará a personas de todas las edades y géneros.





Morgan Rice

UN RITO DE ESPADAS (Libro #7 de El Anillo del Hechicero – The Sorcerer’s Ring)




Acerca de Morgan Rice

Morgan Rice es la escritora del bestseller # 1, DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS), una saga que comprende once libros (y siguen llegando); la saga del bestseller #1 TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY), thriller pos apocalГ­ptico que comprende dos libros (y siguen llegando); y la saga de la fantasГ­a Г©pica, el bestseller #1, EL ANILLO DEL HECHICERO, (THE SORCERERВґS RING) que comprende trece libros (y contando).

Los libros de Morgan estГЎn disponibles en audio y ediciГіn impresa y las traducciones de los libros estГЎn disponibles en alemГЎn, francГ©s, italiano, espaГ±ol, portuguГ©s, japonГ©s, chino, sueco, holandГ©s, turco, hГєngaro, checo y eslovaco (prГіximamente en otros idiomas).

A Morgan le encantarГ­a tener comunicaciГіn con usted, asГ­ que visite www.morganricebooks.com (http://www.morganricebooks.com/) para unirse a la lista de correo electrГіnico, recibir un libro gratuito, recibir regalos, descargar una aplicaciГіn gratuita, obtener las Гєltimas noticias exclusivas, conectarse a Facebook y Twitter y mantenerse en contacto.



Algunas Opiniones Acerca de Morgan Rice

"Es una fantasía animada que entrelaza elementos de misterio e intriga en su historia. La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes) trata acerca de la realización del valor y de darse cuenta del propósito de la vida que conduce al crecimiento, madurez y excelencia…Para aquellos que buscan aventuras de fantasía sustanciosa, los protagonistas, estratagemas y acción proporcionan un vigoroso sistema de encuentros que se centran bien en la evolución de Thor, de ser un muchacho soñador a convertirse en un adulto joven que se enfrenta a posibilidades imposibles para sobrevivir… Es sólo el comienzo de lo que promete ser una serie épica para adultos jóvenes".



В В В В Midwest Book Review (D. Donovan, CrГ­tico de eBook)

"EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERERВґS RING) tiene todos los ingredientes para ser un Г©xito inmediato: tramas, conspiraciones, misterio, caballeros aguerridos y relaciones florecientes repletas de corazones rotos, decepciones y traiciones. Lo mantendrГЎ entretenido durante horas y satisfarГЎ a las personas de todas las edades. Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores del gГ©nero de fantasГ­a".



В В В В --Books and Movie Reviews, Roberto Mattos

"La entretenida fantasía épica de Rice [EL ANILLO DEL HECHICERO – THE SORCERER’S RING] incluye rasgos clásicos del género – una buena ambientación, grandemente inspirada en la antigua Escocia y su historia, y un buen sentido de la intriga de la corte".



    – Kirkus Reviews

"Me encantó cómo Morgan Rice construyó el personaje de Thor y el mundo en que vive. El paisaje y las criaturas que viven ahí, estuvieron muy bien descritos… La disfruté [la trama]. Fue corto y tierno… Tiene la cantidad adecuada de personajes secundarios, así que no me confundí. Contenía aventuras y momentos espeluznantes, pero la acción representada no era demasiado grotesca. El libro sería perfecto para un lector adolescente… Los inicios de algo increíble están ahí…"



В В В В --San Francisco Book Review

"En este primer libro lleno de acción de la saga de la fantasía épica de El Anillo del Hechicero – The Sorcerer’s Ring (que actualmente consta de 14 libros), Rice presenta a los lectores a Thorgrin, ’Thor’ McLeod, cuyo sueño es unirse a la Legión de los Plateados, a los caballeros de élite que sirven al rey… La obra de Rice es sólida y el argumento es fascinante".



В В В В --Publishers Weekly

"[LA SENDA DE LOS HÉROES – A QUEST OF HEROES] es de lectura fácil y rápida. Los finales de los capítulos hacen que tengas que leer lo que sigue y no quieras dejarlo. Hay algunos errores en el libro y algunos nombres están mezclados, pero eso no distrae de la historia en general. El final del libro me hizo querer conseguir el siguiente libro inmediatamente, y eso es lo que hice. Las nueve series del Anillo del Hechicero (The Sorcerer’s Ring) se pueden adquirir actualmente en la tienda Kindle y La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes) ¡es gratis, para empezar! Si está buscando algo rápido y divertido para leer mientras está de vacaciones, este libro es el adecuado".



В В В В --FantasyOnline.net



Libros de Morgan Rice

EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING)

LA SENDA DE LOS HÉROES (A QUEST OF HEROES) – [Libro #1]

LA MARCHA DE LOS REYES (A MARCH OF KINGS) – [Libro #2]

EL DESTINO DE LOS DRAGONES (A FATE OF DRAGONS) – [Libro #3]

UN GRITO DE HONOR (A CRY OF HONOR) – [Libro #4]

UNA PROMESA DE GLORIA (A VOW OF GLORY) – [Libro #5]

UNA CARGA DE VALOR (A CHARGE OF VALOR) – [Libro # 6]

UN RITO DE ESPADAS (A RITE OF SWORDS) – [Libro #7]

UNA SUBVENCIÓN DE ARMAS (A GRANT OF ARMS) – [Libro #8]

UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS) – [Libro #9]

UN MAR DE ESCUDOS (A SEA OF SHIELDS) – [Libro #10]

UN REINADO DE HIERRO (A REIGN OF STEEL) – [Libro #11]

UNA TIERRA DE FUEGO (A LAND OF FIRE) – [Libro #12]

EL DECRETO DE LAS REINAS (A RULE OF QUEENS) – [Libro #13]

UN JURAMENTO DE HERMANOS- AN OATH OF BROTHERS (Libro #14)



LA TRILOGIA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY)

ARENA UNO: TRATANTES DE ESCLAVOS – (SLAVERUNNERS) – [Libro #1]

ARENA DOS (ARENA TWO) – [Libro #2]



DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS)

TRANSFORMACIÓN (TURNED) – [Libro #1]

AMORES (LOVED) [Libro #2]

TRAICIГ“N (BETRAYED) [Libro #3]

DESTINADO (DESTINED) [Libro #4]

DESEO (DESIRED) [Libro #5]

PROMETIDO (BETROTHED) [Libro #6]

PROMESA (VOWED) [Libro #7]

ENCUENTRO (FOUND) [Libro #8]

RESURRECCIГ“N (RESURRECTED) [Libro #9]

ANSIAS (CRAVED) [Libro #10]

DESTINO (FATED) [Libro #11]












¡Escuche la saga de EL LIBRO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING) ¡en formato de audio libro!


Derechos Reservados В© 2013 por Morgan Rice

Todos los derechos reservados. A excepciГіn de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de EE.UU. de 1976, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma o medio alguno ni almacenada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn de informaciГіn, sin la autorizaciГіn previa de la autora.

Este libro electrГіnico estГЎ disponible solamente para su disfrute personal. Este libro electrГіnico no puede ser revendido ni regalado a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, tiene que adquirir un ejemplar adicional para cada uno. Si estГЎ leyendo este libro y no lo ha comprado, o no lo comprГі solamente para su uso, por favor devuГ©lvalo y adquiera su propio ejemplar. Gracias por respetar el arduo trabajo de esta escritora.

Г‰sta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son producto de la imaginaciГіn de la autora o se utilizan de manera ficticia. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es totalmente una coincidencia.

Imagen de la cubierta Derechos Reservados justdd, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com


"ВїQuГ© es lo que pretende comunicarme?
Si es algo para el bien general,
Presente ante mis ojos a un lado el honor y al otro la muerte,
Y mirarГ© a ambos con indiferencia,
Que Dios me acompaГ±e, ya que amo
El nombre de la gloria mГЎs de lo que temo a la muerte".

В В В В --William Shakespeare
В В В В Julio CГ©sar






CAPГЌTULO UNO


Thorgrin montó en la parte posterior de Mycoples mientras ella volaba a través de la extensa campiña del Anillo, hacia el sur, a buscar a Gwendolyn. Thor sujetó la Espada del Destino mientras miraba hacia abajo y vio el paraje infinito del ejército de un millón de hombres de Andrónico, cubriendo el Anillo como una plaga de langostas. Sintió que la Espada palpitaba en la palma de su mano y sabía qué era lo que estaba instándole a hacer. Proteger al Anillo. Expulsar a los invasores. Era casi como si la Espada le estuviera dando órdenes – y Thor lo hacía con gusto.

Muy pronto, Thor darГ­a la vuelta y harГ­a que todos y cada uno de los invasores la pagara. Ahora que el Escudo habГ­a sido activado otra vez, AndrГіnico y sus hombres habГ­an quedado atrapados; ya no podrГ­an filtrarse mГЎs refuerzos del Imperio y Thor no descansarГ­a hasta que hubiese matado a todos y cada uno de ellos.

Pero todavía no era el momento para la matanza. El primer asunto más importante para Thor era su verdadero amor, la mujer por la que había sufrido desde que él se había ido de estas fronteras: Gwendolyn. Thor ansiaba poder verla otra vez, abrazarla, saber que estaba viva. Dentro de su camisa ardía el anillo de su madre, y apenas podía esperar a ofrecérselo a Gwen, de profesarle su amor, de proponerle matrimonio. Quería que ella supiera que nada había cambiado entre ellos, independientemente de lo que había sucedido con ella. Todavía la amaba mucho – incluso más – y necesitaba que ella supiera eso.

Mycoples se moviГі suavemente, y Thor podГ­a sentir la vibraciГіn a travГ©s de sus escamas. Mycoples, presintiГі Г©l, estaba ansioso por llegar tambiГ©n donde estaba Gwendolyn, antes de que le pasara algo. Mycoples se agachГі y entrГі y saliГі de las nubes, agitando sus grandes alas y parecГ­a estar contenta de estar aquГ­, dentro del Anillo, llevando a Thor. Su vГ­nculo estaba creciendo y Thor sintiГі que Mycoples compartГ­a cada uno de sus pensamientos y deseos. Era como volar en una extensiГіn de sГ­ mismo.

Los pensamientos de Thor cambiaron hacia Gwendolyn mientras volaba, entrando y saliendo de las nubes. Las palabras de la ex reina dominaban sus pensamientos, seguГ­an volviendo hacia Г©l, tanto, que Thor preferГ­a acallarlos. Su revelaciГіn le habГ­a dolido mГЎs allГЎ de lo que imaginaba. ВїAndrГіnico? ВїEra su padre?

No podГ­a ser posible. Una parte de Thor esperaba que fuera otro juego mental despiadado de la ex reina, quien, despuГ©s de todo, lo habГ­a odiado desde el principio. Tal vez ella quiso implantar falsas ideas en su mente para molestarlo, para alejarlo de su hija, por el motivo que fuera. Thor querГ­a creer eso desesperadamente.

Pero en el fondo, mientras ella pronunciaba las palabras, Г©stas resonaban dentro del cuerpo y alma de Thor. Г‰l sabГ­a que eran ciertas. A pesar de que quisiera pensar lo contrario, en el segundo en que ella las habГ­a dicho, Г©l sabГ­a que AndrГіnico era, sin duda alguna, su padre.

El pensamiento pendГ­a sobre Thor como una pesadilla. Siempre habГ­a esperado y rezado en algГєn lugar de su mente, para que el rey MacGil fuera su padre y que de alguna manera Gwen no fuera realmente su hija, para que asГ­ pudieran estar juntos. Thor siempre habГ­a esperado que el dГ­a en que supiera quiГ©n era realmente su padre, que todo tuviera sentido en la vida, que su destino se aclarara.

Saber que su padre no era un héroe era una cosa. Podía aceptar eso. Pero saber que su padre era un monstruo – el peor de todos los monstruos – el hombre a quien Thor quería muerto más que nada – era demasiado para procesar. Thor llevaba la sangre de Andrónico. ¿Qué significaba eso para Thor? ¿Eso significa que él, Thor, estaba destinado a convertirse también en un monstruo? ¿Eso significaba que tenía algo de maldad corriendo por sus venas? ¿Estaba destinado a ser como él? ¿O era posible ser diferente a él, a pesar de tener la misma sangre? ¿El destino viajaba a través de la sangre? ¿O cada generación formaba su propio destino?

Thor también luchó para entender todo lo que esto significaba para la Espada del Destino. Si la leyenda era cierta – que sólo un MacGil podía blandirla – ¿eso significaba que era un MacGil? Si fuera así, ¿cómo podría Andrónico ser su padre? A menos que Andrónico, de alguna manera, fuera un MacGil.

Lo peor de todo, ¿cómo podría Thor compartir esta noticia con Gwendolyn? ¿Cómo podía decirle que era el hijo de su enemigo más odiado? ¿Del hombre que hizo que la violaran? Sin duda, ella odiaría a Thor. Ella vería la cara de Andrónico cada vez que mirara a Thor. Y sin embargo Thor tenía que decírselo – no podía ocultarle ese secreto. ¿Eso arruinaría su relación?

La sangre de Thor hirviГі de rabia. Г‰l querГ­a golpear a AndrГіnico por ser su padre, por hacerle eso. Mientras volaban, Thor mirГі hacia abajo y observГі la tierra. Г‰l sabГ­a que AndrГіnico estaba allГ­ en algГєn lugar. Pronto se encontrarГ­an cara a cara. Г‰l lo encontrarГ­a. Se enfrentarГ­a a Г©l. Y lo matarГ­a.

Pero primero tenГ­a que encontrar a Gwendolyn. Al cruzar el Bosque del Sur, Thor presintiГі que estaba cerca. TenГ­a un mal presentimiento en el pecho, de que algo horrible le iba a ocurrir a ella. InstГі a Mycoples a volar mГЎs y mГЎs rГЎpido, sintiendo que en cualquier momento ella podrГ­a morir.




CAPГЌTULO DOS


Gwendolyn estaba sola en el parapeto superior de La Torre del Refugio, vestida con las tГєnicas negras que las monjas le habГ­an dado, sintiendo como si hubiera estado aquГ­ desde siempre. Ella habГ­a sido recibida en silencio, solo por una monja, su guГ­a, hablando sГіlo una vez para instruirla sobre las reglas de este lugar: no habГ­a que hablar, no habГ­a que interactuar con ninguno de los demГЎs. Cada mujer vivГ­a aquГ­ sola, en su propio universo. Cada mujer que querГ­a que no la molestaran. Г‰sta era una torre del refugio, un lugar para aquellos que buscaban la sanaciГіn. Gwendolyn estarГ­a a salvo aquГ­ de todos los daГ±os del mundo. Pero tambiГ©n sola. Absolutamente sola.

Gwendolyn entendГ­a todo muy bien. Ella tambiГ©n querГ­a que la dejaran en paz.

Ahora ella estaba allí parada, en la cima de la torre, contemplando la panorámica de gran alcance de las copas de los árboles del Bosque del Sur del Anillo y se sentía más sola que nunca. Ella sabía que debería ser fuerte, que era una luchadora. La hija de un rey, y esposa – o casi esposa – de un gran guerrero.

Pero Gwendolyn tuvo que admitir que, por mucho que deseara ser fuerte, su corazГіn y su espГ­ritu aГєn estaban heridos. Ella extraГ±aba mucho a Thor y temГ­a que nunca regresarГ­a por ella. Y aunque lo hiciera, una vez que Г©l supiera lo que le habГ­a sucedido, temГ­a que nunca querrГ­a estar con ella otra vez.

Gwen tambiГ©n se sentГ­a vacГ­a al saber que Silesia habГ­a sido destruida, que AndrГіnico habГ­a ganado, y que todos sus seres queridos habГ­an sido capturados o asesinados. AndrГіnico ya estaba por todas partes. Г‰l ocupГі totalmente el Anillo y no habГ­a ningГєn otro lugar a dГіnde ir. Gwen se sentГ­a desesperada, agotada; demasiado agotada para alguien de su edad. Lo peor de todo es que sentГ­a que habГ­a decepcionado a todos; sentГ­a como si ya hubiese vivido demasiadas vidas y ya no querГ­a ver mГЎs.

Gwendolyn dio un paso hacia adelante, hasta la cornisa, a la orilla del parapeto, mГЎs allГЎ de donde se suponГ­a que uno podГ­a pararse. LevantГі los brazos lentamente y sostuvo sus palmas hacia fuera de su costado. Ella sintiГі una rГЎfaga de viento, los gГ©lidos vientos del invierno. La hicieron perder el equilibrio y se meciГі al borde del precipicio. MirГі hacia abajo y vio la pendiente en picado hacia abajo.

Gwendolyn mirГі al cielo, y pensГі en Argon. Se preguntaba dГіnde estaba, atrapado en su propio universo, cumpliendo su castigo, por su culpa. DarГ­a cualquier cosa para verlo ahora, escuchar una Гєltima vez su sabidurГ­a. Tal vez eso la salvarГ­a, la harГ­a darse la vuelta.

Pero se habГ­a ido. Г‰l tambiГ©n habГ­a pagado un precio y no podГ­a regresar.

Gwen cerrГі los ojos y pensГі una Гєltima vez en Thor. Si tan sГіlo estuviera aquГ­, podrГ­a cambiar todo. Si tan sГіlo tuviera a una persona que quedara viva, que realmente la amara, tal vez eso le darГ­a un motivo para seguir viviendo. Ella mirГі al horizonte, esperando ver mГЎs allГЎ de la razГіn a Thor. Al ver las nubes pasando rГЎpidamente, creyГі escuchar dГ©bilmente, en algГєn lugar en el horizonte, el rugido de un dragГіn. Era tan distante, tan suave, ella debiГі haberlo imaginado. Solamente era su mente jugando bromas con ella. Ella sabГ­a que ningГєn dragГіn podrГ­a estar aquГ­, dentro del Anillo. Y tambiГ©n sabГ­a que Thor estaba lejos, perdido para siempre en el Imperio, en algГєn lugar del cual nunca regresarГ­a.

Las lГЎgrimas rodaban por las mejillas de Gwen mientras pensaba en Г©l, en la vida que podrГ­an haber tenido. De lo cerca que habГ­an estado alguna vez. Ella imaginaba la mirada en su cara, el sonido de su voz, su risa. Ella habГ­a estado muy segura de que serГ­an inseparables, de que nunca se separarГ­an por nada.

"ВЎTHOR!". Gwendolyn echГі hacia atrГЎs su cabeza y llorГі, balanceГЎndose en la cornisa. Ella deseaba que Г©l volviera con ella.

Pero su voz hizo eco en el viento y se desvaneciГі. Thor estaba a un mundo de distancia.

Gwendolyn se agachГі y sostuvo el amuleto que Thor le habГ­a dado, el que una vez le habГ­a salvado la vida. Ella sabГ­a que habГ­a utilizado su Гєnica oportunidad. Ahora, ya no habГ­a mГЎs oportunidades.

Gwendolyn mirГі hacia abajo de la cornisa y vio el rostro de su padre. Estaba rodeado de una luz blanca, sonriГ©ndole.

Ella se inclinГі hacia adelante y colgГі treinta centГ­metros sobre el borde, cerrando sus ojos ante la brisa. Ella se cernГ­a ahГ­, atrapada entre dos mundos, entre los vivos y los muertos. Estaba perfectamente equilibrada y sabГ­a que la prГіxima rГЎfaga de viento podrГ­a decidir por ella quГ© direcciГіn seguirГ­a.

Thor, pensГі ella. PerdГіname.




CAPГЌTULO TRES


Kendrick cabalgó ante el vasto y creciente ejército de los MacGil, de los silesios, y liberó a compatriotas del Anillo, mientras todos ellos atravesaban como ráfaga las puertas principales de Silesia hacia el ancho camino al Este, hacia el ejército de Andrónico. Junto a él iban Srog, Brom, Atme y Godfrey y detrás de ellos, Reece, O’Connor, Conven, Elden e Indra, entre miles de guerreros. Mientras cabalgaban, pasaron por los cuerpos calcinados de miles de soldados del Imperio, negros y tiesos por el soplido del dragón; otros estaban muertos por la marca de la Espada del Destino. Thor había desatado oleadas de destrucción, como si fuera un ejército de un solo hombre. Kendrick asimiló todo y estaba asombrado al recorrer con la vista la destrucción de Thor, el poder de Mycoples y la Espada del Destino.

Kendrick se maravillГі ante el giro de los acontecimientos. Pero dГ­as atrГЎs, todos habГ­an sido apresados, bajo el yugo de AndrГіnico, obligados a admitir la derrota; Thor todavГ­a habГ­a estado en el Imperio, la Espada del Destino era un sueГ±o perdido, y habГ­a pocas esperanzas de su regreso. Kendrick y los demГЎs habГ­an sido crucificados, dejados para morir, y habГ­a parecido como que todo estaba perdido.

Pero ahora cabalgaban como hombres libres, como soldados y caballeros una vez mГЎs, fortalecidos por la llegada de Thor, la fuerza ahora estaba de su lado. Mycoples habГ­a sido una bendiciГіn, una fuerza de destrucciГіn cayendo del cielo; Silesia ahora era una ciudad libre, y la zona rural del Anillo, en vez de estar llena de soldados del Imperio, estaba llena de cadГЎveres del Imperio. El camino hacia el Este estaba lleno de cadГЎveres del Imperio hasta donde alcanzaba la vista.

Pero aunque todo eso parecía alentador, Kendrick sabía que medio millón de los hombres de Andrónico estaban en espera, al otro lado de la zona montañosa. Los habían vencido temporalmente, pero apenas les habían aniquilado. Y Kendrick y los otros no estaban contentos con sentarse a esperar en Silesia a que Andrónico reagrupara y atacara una vez más – ni querían darles la oportunidad de escapar y retirarse hacia el Imperio. El escudo estaba activado, y aunque Kendrick y los demás eran menos en número, al menos ahora tenían la oportunidad de pelear. Ahora, el ejército de Andrónico estaba huyendo y Kendrick y los otros estaban decididos a continuar la serie de victorias que Thor había comenzado.

Kendrick mirГі sobre su hombro a los miles de soldados y hombres libres que viajaban con Г©l y vio la determinaciГіn en sus rostros. Todos habГ­an probado la esclavitud, probado la derrota, y ahora podГ­a ver cuГЎnto apreciaban lo que parecГ­a ser que eran hombres libres una vez mГЎs. No sГіlo para sГ­ mismos, sino para sus esposas y familias. Todos y cada uno de ellos estaban resentidos, incentivados para hacer que AndrГіnico pagara y asegurarse de que no atacara otra vez. Estos eran un ejГ©rcito de hombres dispuestos a luchar hasta la muerte, y cabalgaban al unГ­sono. Por donde cabalgaban liberaban a mГЎs y mГЎs hombres, quitГЎndoles sus ataduras y absorbiendo un ejГ©rcito extenso y en rГЎpido crecimiento.

Kendrick se estaba recuperando del tiempo que pasГі en la cruz. Su cuerpo todavГ­a no estaba tan fuerte como antes, y aГєn persistГ­a el dolor en sus muГ±ecas y tobillos, en donde habГ­an estado esas cuerdas gruesas. Г‰l mirГі a Srog y a Brom y a Atme, sus vecinos en la cruz y vio que ellos tampoco estaban tan fuertes como antes. La crucifixiГіn habГ­a cobrado su precio en todos ellos. Aun asГ­, todos montaban con orgullo, incentivados. No habГ­a nada como una oportunidad para luchar por tu vida, una oportunidad para la venganza, para hacerte olvidar tus heridas.

Kendrick estaba contento de que su hermano menor Reece y los de La Legión hubieran regresado de su misión, cabalgando a su lado una vez más. Le había dolido ver la matanza de la Legión en Silesia, y que estos hombres hubiesen regresado a casa, había restaurado un poco su dolor. Siempre había estado cerca de Reece al crecer, lo había protegido, había tomado el papel de un segundo padre para él durante todos aquellos tiempos cuando el rey MacGil había estado muy ocupado. De alguna manera, el hecho de ser solamente su hermanastro le había permitido a Kendrick acercarse más a Reece; no era ninguna carga para ellos ser apegados y eligieron ser allegados por elección. Kendrick nunca había podido ser allegado con sus otros hermanos menores – Godfrey había pasado su tiempo con inadaptados en la taberna y Gareth – bueno, Gareth había sido Gareth. Reece había sido el único de los hermanos que había elegido el campo de batalla, que había querido llevar la vida que Kendrick había elegido también. Kendrick no podría estar más orgulloso de él.

En el pasado, cuando Kendrick habГ­a cabalgado con Reece, siempre habГ­a sido protector, manteniendo un ojo sobre Г©l; pero desde su regreso, Kendrick pudo notar que Reece se habГ­a convertido en un verdadero guerrero, fortalecido, asГ­ que ya no sentГ­a la necesidad de estarlo vigilando tanto. Se preguntaba quГ© tipo de tribulaciones debiГі haber experimentado Reece en el Imperio para transformarlo en el guerrero curtido y hГЎbil en el que se habГ­a convertido. Deseaba sentarse con Г©l y escuchar sus historias.

Kendrick tambiГ©n estaba encantado de que Thor hubiera regresado, y no sГіlo porque Thor los habГ­a liberado, sino tambiГ©n porque le agradaba y habГ­a respetado a Thor inmensamente y se preocupaba por Г©l como harГ­a con un hermano. Kendrick todavГ­a recordaba la imagen de Thor regresando y empuГ±ando la Espada. Г‰l no podГ­a superarlo. Era algo que nunca habГ­a esperado ver en su vida; de hecho, nunca habГ­a esperado ver a alguien blandir la Espada del Destino, mucho menos a Thor, su propio escudero, un pequeГ±o y humilde muchacho de un pueblo agrГ­cola de la periferia del Anillo. Un forastero. Y ni siquiera era un MacGil.

ВїO sГ­ lo era?

Kendrick querГ­a saber. Г‰l no dejГі de pensar en la leyenda: sГіlo un MacGil podrГ­a esgrimir la espada. En lo mГЎs profundo de su corazГіn, Kendrick tenГ­a que admitir que siempre habГ­a esperado ser Г©l mismo el primero en blandirla. HabГ­a esperado que fuera el sello definitivo de su legitimidad como un verdadero MacGil, como el primogГ©nito. Г‰l siempre habГ­a soГ±ado que de alguna manera, algГєn dГ­a, las circunstancias le permitirГ­an intentarlo.

Pero a él nunca se le había brindado esa oportunidad y no envidiaría con recelo el logro de Thor. Kendrick no era codicioso; por el contrario, se maravilló del destino de Thor. Aunque no lo entendía. ¿La leyenda era falsa? ¿O Thor era un MacGil? ¿Cómo podría serlo? A menos que Thor también fuera hijo del rey MacGil. Kendrick quería saber. Su padre tenía fama de dormir con muchas mujeres fuera de su matrimonio – que era en realidad cómo él mismo había sido engendrado.

ВїFue por eso que Thor habГ­a salido a toda prisa de Silesia, despuГ©s de hablar con su madre? ВїQuГ© habГ­an discutido, exactamente? Su madre no lo dirГ­a. Era la primera vez que ella mantenГ­a algo en secreto, de todos ellos. ВїPor quГ© ahora? ВїQuГ© secreto guardaba? ВїQuГ© podrГ­a haber dicho que habГ­a hecho que Thor saliera corriendo de esa manera, dejГЎndolos sin decir una palabra?

Hizo que Kendrick pensara en su propio padre, en su linaje. Aunque deseaba tanto que no fuera así, le quemaba la idea de ser ilegítimo, y por millonésima vez, se preguntaba quién era su verdadera madre. Él había escuchado varios rumores a lo largo de su vida acerca de las distintas mujeres con las que se había acostado su padre, el rey MacGil, pero nunca lo había sabido con certeza. Cuando todo se hubiera arreglado – si alguna vez ocurría – y el Anillo volvía a la normalidad, Kendrick decidió que descubriría con seguridad quién era su madre. Él podría enfrentarse a ella. Le preguntaría por qué lo había dejado ir, por qué nunca había formado parte de su vida. Cómo había conocido a su padre. Realmente quería conocerla, ver su rostro; ver si se parecía a él; y hacer que le dijera que sin duda era legítimo, tan legítimo como cualquier otro.

Kendrick se alegrГі de que Thor hubiera salido corriendo para recuperar a Gwendolyn, sin embargo, una parte de Г©l tambiГ©n deseaba que Thor se hubiera quedado. Al entrar en batalla, ampliamente superados en nГєmero contra las decenas de miles de hombres de AndrГіnico, Kendrick sabГ­a que podГ­an utilizar a Thor y Mycoples ahora mГЎs que nunca.

Pero Kendrick habГ­a nacido y sido criado como guerrero, y no iba a sentarse a esperar a que otros pelearan sus batallas por Г©l. En cambio, hizo lo que su instinto le habГ­a ordenado hacer: salir y conquistar lo mГЎs posible del ejГ©rcito del Imperio como pudiera, con sus propios hombres. Г‰l no tenГ­a las armas especiales como Mycoples o la Espada del Destino, pero tenГ­a dos manos, mismas que habГ­a usado desde que era un niГ±o. Y eso siempre habГ­a sido suficiente.

Ascendieron una colina y al llegar a su cresta, Kendrick miró al horizonte y vio a lo lejos una pequeña ciudad de MacGil, Lucia, la primera ciudad al Este de Silesia. Los cadáveres del Imperio estaban alineados en el camino, y evidentemente la ola de destrucción de Thor había terminado aquí. En el horizonte lejano, Kendrick podía ver un batallón del ejército de Andrónico retirándose, cabalgando hacia el Este. Él supuso que se dirigían al campamento principal de Andrónico, a la seguridad del otro lado de la zona montañosa. El cuerpo principal del ejército se estaba retirando – pero dejaron detrás una división menor para tener bajo control a Lucia. Varios miles de los hombres de Andrónico fueron colocados en la ciudad, montando guardia ante ella. También eran visibles sus ciudadanos, esclavizados por los soldados.

Kendrick recordaba lo que habГ­a pasado con ellos en Silesia, cГіmo los habГ­an tratado y su cara enrojecida con un deseo de venganza.

"ВЎAL ATAQUE!", gritГі Kendrick.

LevantГі su espada por lo alto y detrГЎs de Г©l se oyeron los gritos animados de miles de soldados.

Kendrick pateГі su caballo, y todos ellos corrieron al unГ­sono hacia abajo de la colina, rumbo a Lucia. Los dos ejГ©rcitos se preparaban para el enfrentamiento, y aunque ambos tenГ­an igual cantidad de soldados, Kendrick sabГ­a que no coincidГ­an en tГ©rminos de sentimientos. Esta divisiГіn remanente del ejГ©rcito de AndrГіnico era de invasores que huГ­an, mientras que Kendrick y sus hombres estaban dispuestos a luchar por sus vidas para proteger a su patria.

Su grito de batalla ascendГ­a a los cielos mientras se dirigГ­an hacia las puertas de LucГ­a. Llegaron tan rГЎpido y tan pronto que varias docenas de soldados del Imperio que montaban guardia se dieron vuelta y se miraron unos a otros confundidos, evidentemente no esperaban este ataque. Los soldados del Imperio se dieron vuelta, corrieron al interior de las puertas y con furia dieron vuelta a las manivelas para bajar la verja levadiza.

Pero no lo suficientemente rápido. Varios de los arqueros de Kendrick, liderando el camino, dispararon y los mataron, sus flechas aterrizaron expertamente en sus pechos y espaldas, encontrando las juntas en sus armaduras. El mismo Kendrick aventó una lanza, como lo hizo Reece que estaba junto a él. Kendrick encontró su objetivo – un gran guerrero apuntando con un arco – y quedó impresionado al ver a Reece encontrar el suyo sin esfuerzo, perforando el corazón de un soldado. La puerta permanecía abierta y los hombres de Kendrick no dudaron. Con un gran grito de batalla, fueron a la carga, dirigiéndose hacia el corazón de la ciudad, sin parar, para mantenerse alejados de la confrontación.

SurgiГі un gran sonido de metal cuando Kendrick y los demГЎs levantaron las espadas y hachas y lanzas y alabardas y enfrentaron a los miles de soldados del Imperio que corrieron a recibirlos a caballo. Al primero en hacer impacto, Kendrick levantГі su escudo y bloqueГі un golpe, al mismo tiempo que hacГ­a girar su espada y mataba a dos soldados. Sin dudarlo, se dio vuelta y bloqueГі otro golpe de espada, luego empujГі su espada en el estГіmago de un soldado del Imperio. Mientras el hombre morГ­a, Kendrick pensГі en vengarse; pensГі en Gwendolyn, en su gente, en toda la gente del Anillo que habГ­a sufrido.

Reece, junto a Г©l, hizo girar su mazo e impactГі a un soldado en un costado de la cabeza, derribГЎndolo de su caballo, y luego levantГі su escudo y bloqueГі un golpe que iba hacia un costado de Г©l. Г‰l girГі su mazo y derribГі a su atacante. Elden, junto a Г©l, corriГі hacia adelante con su gran hacha y la bajГі sobre un soldado que apuntaba a Reece, cortando directamente su escudo y yendo hacia su pecho.

O’Connor disparó varias flechas con mortal precisión, incluso a tan corta distancia, mientras que Conven se lanzaba a la batalla y luchaba temerariamente, arremetiendo más allá de todos los demás hombres, sin siquiera molestarse en elevar su escudo. En cambio, giró dos espadas, dirigiéndolas hacia el grueso de los soldados del Imperio, como si quisiera morir. Pero sorprendentemente, no lo hizo. En cambio, derribó a los hombres a la izquierda y a la derecha.

Indra le siguiГі no muy lejos. Era audaz, mГЎs que la mayorГ­a de los hombres. Usaba su daga con habilidad y astucia, cortando como un pez a travГ©s de las filas y apuГ±alando a los soldados del Imperio en la garganta. Mientras lo hacГ­a, pensaba en su tierra natal, en cuГЎnto habГ­a sufrido su gente bajo la bota del Imperio.

Un soldado del Imperio bajГі su hacha hacia la cabeza de Kendrick antes de que Г©l pudiera esquivarlo, y se preparГі para el golpe; pero escuchГі un gran sonido metГЎlico y vio a su amigo Atme a su lado, deteniendo el golpe con su escudo. Entonces Atme clavГі su lanza corta y apuГ±alГі al atacante en el intestino. Kendrick sabГ­a que le debГ­a su vida, una vez mГЎs.

Mientras otro soldado iba hacia adelante con un arco y una flecha dirigida hacia Atme, Kendrick se dirigГ­a hacia el frente y le cortГі su espada hacia arriba, lanzГі el arco hacia el cielo, la flecha navegГі sin rumbo sobre la cabeza de Atme. Entonces Kendrick embistiГі al soldado en el puente de la nariz con la empuГ±adura de su espada, derribГЎndolo de su caballo, donde fue aplastado hasta morir. Ya estaban a mano.

Y la batalla siguiГі y siguiГі, cada ejГ©rcito dando golpe tras golpe, los hombres cayendo en ambos lados, pero mГЎs en el lado del Imperio, ya que los hombres de Kendrick atacaban con rabia, presionando mГЎs y mГЎs hacia la ciudad. Eventualmente, su fuerza barriГі con ellos como una marea. Los hombres del Imperio eran guerreros fuertes, pero eran los que se utilizaban para atacar y fueron tomados por sorpresa; pronto, fueron incapaces de organizar y retener el oleaje del ejГ©rcito de Kendrick. Ellos fueron repelidos y cayeron en grandes cantidades.

DespuГ©s de casi una hora de intensa lucha, las pГ©rdidas del Imperio se convirtieron en una retirada a gran escala. Alguien de su lado hizo sonar un cuerno, y uno por uno comenzaron a darse vuelta e irse galopando, tratando de salir de la ciudad.

Con un grito aГєn mayor, Kendrick y sus hombres fueron tras ellos, persiguiГ©ndolos hasta Lucia y siguiГ©ndolos por las puertas traseras.

Quienes permanecieron en el batallГіn del Imperio, todavГ­a cientos de ellos que eran fuertes, se fueron cabalgando por sus vidas en un caos organizado, corriendo hacia el horizonte. SurgiГі un gran grito en Lucia de los prisioneros liberados de MacGil. Los hombres de Kendrick cortaron sus cuerdas y los liberaron conforme pasaban, y los prisioneros no perdieron el tiempo corriendo a los caballos de los soldados caГ­dos del Imperio, montГЎndolos, quitГЎndole las armas a los cadГЎveres y uniГ©ndose a los hombres de Kendrick.

El ejército de Kendrick se incrementó a casi el doble de su tamaño y los miles de ellos persiguieron a los soldados del Imperio, cabalgando arriba y abajo de las colinas hasta alcanzarlos. O’Connor y los otros arqueros lograron derribar a algunas de ellos, cayendo los cadáveres aquí y allá.

La persecución continuó, Kendrick se preguntaba hacia dónde se dirigían, cuando él y sus hombres llegaron a una colina particularmente alta y miró hacia abajo y vio a una de las ciudades más grandes de los MacGil al este de Silesia – Vinesia – enclavada entre dos montañas, en el valle. Era una ciudad importante, mucho mayor que Lucia, con gruesos muros de piedra y puertas de hierro. Kendrick se dio cuenta de que fue en este lugar hacia donde huyeron los restos del batallón del Imperio, ya que la ciudad estaba protegida por decenas de miles de los hombres de Andrónico.

Kendrick hizo una pausa con sus hombres en la cima de la colina y asimilГі la situaciГіn. Vinesia era una ciudad importante, y eran ampliamente superados en nГєmero. SabГ­a que serГ­a imprudente intentarlo, que lo mГЎs seguro serГ­a regresar a Silesia y estar agradecidos por su victoria de hoy, aquГ­.

Pero Kendrick no estaba de humor para las opciones seguras – y tampoco sus hombres. Querían sangre. Querían venganza. Y en un día como hoy, las probabilidades ya no importaban. Era hora de que los hombres del Imperio, supieran de qué estaban hechos los MacGil.

"ВЎA LA CARGA!", gritГі Kendrick.

SurgiГі un grito, y miles de hombres fueron corriendo hacia adelante, dirigiГ©ndose temerariamente hacia abajo de la colina, a la gran ciudad y hacia el gran rival, dispuestos a arriesgar sus vidas, a arriesgarlo todo por el honor y por su valor.




CAPГЌTULO CUATRO


Gareth tosiГі y jadeГі mientras tambaleaba hacia adelante por el paisaje desolado, con sus labios agrietados por la falta de agua, con sus ojos huecos con cГ­rculos oscuros debajo de ellos. HabГ­an sido unos dГ­as angustiosos, y habГ­a esperado morir mГЎs de una vez.

Gareth habГ­a escapado por un pelo de los hombres de AndrГіnico en Silesia, escondido en un pasadizo secreto profundo dentro de la pared y esperando el momento oportuno. HabГ­a esperado, acurrucado como una rata en la oscuridad, esperando el momento oportuno. SentГ­a que habГ­a estado allГ­ durante muchos dГ­as. HabГ­a presenciado todo, habГ­an visto con incredulidad cГіmo Thor habГ­a llegado en la parte posterior de ese dragГіn, habГ­a matado a todos esos hombres del Imperio. En la confusiГіn y el caos que sobrevino, Gareth habГ­a encontrado su oportunidad.

Gareth se había escabullido por la puerta trasera de Silesia mientras nadie estaba mirando y había tomado el camino hacia el sur, abriéndose paso a lo largo de la orilla del Cañón, principalmente hacia los bosques, para no ser detectado. No importaba – las calles estaban desiertas de todos modos. Todo el mundo se había ido hacia el Este, dando la gran batalla por el Anillo. Mientras marchaba, Gareth observó los cuerpos carbonizados de los hombres de Andrónico alineados en el camino, y sabía que las batallas de aquí hacia el sur, ya habían sido peleadas.

Gareth se fue todavía más al sur, su instinto lo conducía de regreso hacia la Corte del Rey – o lo que quedaba de ella. Él sabía que había sido devastada por los hombres de Andrónico, que probablemente se encontraba en ruinas, pero aun así, él quería ir allí. Quería irse lejos de Silesia e ir al único lugar donde sabía que podía estar a salvo. El lugar que todos los demás habían abandonado. El único lugar donde él, Gareth, había sido una vez el rey supremo.

DespuГ©s de varios dГ­as de andar, dГ©bil y delirante por el hambre, Gareth finalmente habГ­a emergido del bosque y vio la Corte del Rey a lo lejos. AhГ­ estaba, con sus paredes todavГ­a intactas, al menos parcialmente, aunque carbonizadas y desmoronГЎndose. Por todas partes estaban los cadГЎveres de los hombres de AndrГіnico, evidenciando que Thor habГ­a estado aquГ­. Fuera de eso, no habГ­a nada, no quedaba nada sino el silbido del viento.

Eso le parecía bien a Gareth. Él no planeaba entrar en la ciudad, de todos modos. Había venido aquí a una pequeña estructura oculta, en las afueras de las murallas de la ciudad. Era un lugar que había frecuentado cuando era niño, una estructura circular de mármol, elevándose solamente unos metros del suelo y adornada con estatuas talladas elaboradas, sobre su techo. Siempre se había visto antigua, por lo bajo, como si hubiera surgido de la tierra. Y así era. Era la cripta de los MacGil. El lugar donde había sido enterrado su padre – y el padre de él.

La cripta era la estructura que Gareth sabГ­a que quedaba intacta. DespuГ©s de todo, ВїquiГ©n se molestarГ­a en atacar una tumba? Era el lugar que quedaba donde sabГ­a que nadie se molestarГ­a en ir a buscarlo, donde podrГ­a buscar refugio. Era un lugar donde podГ­a esconderse, donde podГ­a estar completamente solo. Y un lugar donde podrГ­a estar con sus antepasados. Pese a todo el odio que Gareth sentГ­a por su padre, curiosamente, se encontraba queriendo estar cerca de Г©l en estos dГ­as.

Gareth corriГі por el campo abierto, una frГ­a rГЎfaga de viento le hacГ­a temblar mientras envolvГ­a su manto harapiento alrededor de sus hombros. Г‰l escuchГі el chillido estridente de un pГЎjaro de invierno y mirГі hacia arriba y vio a la enorme y horrible criatura negra dando vueltas en cГ­rculo sobre su cabeza, seguramente, con cada chillido, anticipaba su caГ­da, su prГіxima comida. Gareth no podГ­a culparlo. Se sentГ­a en las Гєltimas, y estaba seguro de que parecГ­a ser la comida principal del ave.

Gareth finalmente llegГі al edificio, agarrГі la enorme manija de la puerta de hierro macizo con las dos manos y tirГі con todas sus fuerzas, el mundo giraba, estaba casi delirante de agotamiento. RechinГі y necesitГі de toda su fuerza para abrirla.

Gareth se apresurГі en la oscuridad, azotando la puerta de hierro. ResonГі detrГЎs de Г©l.

AgarrГі la antorcha apagada en la pared, donde sabГ­a que estaba montada, pulsГі su pedernal y la encendiГі, teniendo solamente la luz suficiente para poder ver conforme bajaba las escaleras, mГЎs y mГЎs profundamente en la oscuridad. Hizo mГЎs frГ­o y habГ­a mГЎs corrientes de aire conforme avanzaba, el viento encontraba su camino abajo, silbando a travГ©s de las pequeГ±as grietas. No podrГ­a evitar sentir como si sus antepasados estuvieran aullГЎndole, reprendiГ©ndolo.

"¡DÉJENME!", les gritó.

Su voz resonГі una y otra vez por las paredes de la cripta.

"ВЎPRONTO TENDRГЃN SU PREMIO!".

Pero el viento persistiГі.

Gareth, enfurecido, descendiГі mГЎs profundo, hasta que finalmente llegГі a la gran cГЎmara de mГЎrmol, excavada con sus techos de tres metros, donde todos sus antepasados yacГ­an enterrados en sarcГіfagos de mГЎrmol. Gareth marchГі solemnemente por el pasillo, sus pasos resonaban en el mГЎrmol, hacia el final, donde yacГ­a su padre.

El viejo Gareth habrГ­a roto el sarcГіfago de su padre. Pero ahora, por alguna razГіn, estaba empezando a sentir afinidad con Г©l. Casi no lo entendГ­a. Tal vez era que el efecto del opio estaba desapareciendo; o quizГЎs era porque sabГ­a que Г©l tambiГ©n estarГ­a muerto pronto.

Gareth llegГі al sarcГіfago y se encorvГі sobre Г©l, inclinando la cabeza hacia abajo. Se sorprendiГі a sГ­ mismo cuando empezГі a llorar.

"Te extraГ±o, padre", gimiГі Gareth, con su voz resonando en el vacГ­o.

LlorГі y llorГі, las lГЎgrimas corrГ­an por su cara, hasta que finalmente sus rodillas se debilitaron y se desplomГі por el agotamiento en el mГЎrmol, sentГЎndose en el suelo, apoyado sobre la tumba. El viento aullaba como si respondiera, y Gareth dejГі la antorcha, que se quemaba mГЎs y mГЎs abajo hasta que una pequeГ±a llama disminuГ­a en la oscuridad. Gareth sabГ­a que pronto todo serГ­a oscuridad y que se unirГ­a a todos aquellos que amaba mГЎs.




CAPГЌTULO CINCO


Steffen recorriГі sombrГ­amente el solitario camino del bosque, yendo lentamente desde La Torre del Refugio. Le rompiГі el corazГіn dejar ahГ­ a Gwendolyn, la mujer a la que habГ­a jurado proteger. Sin ella, no era nada. Desde que la conociГі, sintiГі que por fin habГ­a encontrado un propГіsito en la vida: cuidarla, dedicar su vida a compensarla por haber permitido que Г©l, un simple sirviente, subiera de rango; y sobre todo, por ser la primera persona en su vida que no lo detestaba ni subestimaba basado en su apariencia.

Steffen habГ­a sentido orgullo en ayudarla a llegar a la torre con seguridad. Pero dejarla allГ­ le habГ­a hecho sentir un hueco por dentro. ВїAdГіnde irГ­a ahora? ВїQuГ© harГ­a?

Sin ella para protegerla, su vida se sentГ­a una vez mГЎs sin rumbo. No podГ­a volver a la Corte del Rey ni a Silesia: AndrГіnico los habГ­a derrotado a los dos, y Г©l recordaba la destrucciГіn que vio cuando huyeron de Silesia. Lo Гєltimo que recordaba, era que todos sus habitantes eran prisioneros o esclavos. No tendrГ­a ningГєn caso regresar. AdemГЎs, Steffen no querГ­a cruzar el Anillo otra vez y estar lejos de Gwendolyn.

Steffen caminГі sin rumbo durante horas, serpenteando por el sendero, poniendo en orden sus pensamientos, hasta que se le ocurriГі un sitio a dГіnde ir. SiguiГі el camino hacia el norte, hasta una colina, al punto mГЎs alto y desde este mirador vio un pequeГ±o pueblo situado en otra colina, a lo lejos. Se dirigiГі a Г©l, y al llegar, se dio vuelta y vio una ciudad que tenГ­a lo que necesitaba: una vista perfecta de La Torre del Refugio Si Gwendolyn intentaba dejarla, querГ­a estar cerca para asegurarse de que estar allГ­ para acompaГ±arla, para protegerla. DespuГ©s de todo, su lealtad era ahora para ella. No para un ejГ©rcito o una ciudad, sino para ella. Ella era su naciГіn.

Cuando Steffen llegГі a la pequeГ±a aldea, decidiГі quedarse allГ­, en ese lugar, donde siempre podГ­a ver la Torre y vigilarla a ella. Al pasar a travГ©s de sus puertas, vio que era un pueblo pobre, indescriptible, otra pequeГ±a aldea en los alrededores mГЎs alejados del Anillo, tan oculto en el Bosque del Sur que los hombres de AndrГіnico seguramente ni se habГ­an molestado en seguir este camino.

Steffen llegГі ante la mirada de asombro de docenas de aldeanos, con las caras llenas de ignorancia y falta de compasiГіn, mirГЎndole con las bocas abiertas y el desprecio y burla que habГ­a recibido desde que habГ­a nacido. Mientras todos escudriГ±aban su apariencia, podГ­a sentir sus miradas de burla.

Steffen querГ­a girar y huir, pero se obligГі a no hacerlo. Necesitaba estar cerca de la Torre, y por el bien de Gwendolyn, soportarГ­a cualquier cosa.

Un aldeano, un corpulento hombre cuarentГіn, vestido con harapos como los demГЎs, se dio vuelta y se dirigiГі hacia Г©l de manera desagradable.

"ВїQuГ© tenemos aquГ­, una especie de hombre deforme?".

Los otros se rieron, girando y acercГЎndose

Steffen mantuvo la calma, esperaba esta especie de recibimiento, que habГ­a tenido toda su vida. Se daba cuenta de que mientras mГЎs provincianas eran las personas, mГЎs alegrГ­a sentГ­an de ridiculizarlo.

Steffen se reclinГі hacia atrГЎs, asegurГЎndose de que su arco estuviera listo sobre su hombro, en caso de que estos aldeanos no fueran solo crueles, sino violentos. Г‰l sabГ­a que, si fuera necesario, podГ­a acabar con varios de ellos en un abrir y cerrar de ojos. Pero no habГ­a venido aquГ­ buscando violencia. HabГ­a ido a buscar refugio.

"ВїPodГ­a ser mГЎs que un fenГіmeno?", preguntГі otro, mientras un grupo grande y creciente de aldeanos amenazantes comenzaban a rodearlo.

"Por sus marcas, yo dirГ­a que sГ­ lo es", dijo otro. "Eso parece ser armadura de la realeza".

"Y ese arco – es de cuero fino".

"Sin mencionar las flechas. Con punta de oro, Вїverdad?".

Se quedaron parados a pocos metros de distancia, con el ceГ±o fruncido, amenazadoramente. Le recordaban a los pendencieros que lo atormentaban cuando era niГ±o.

"AsГ­ que, ВїquiГ©n eres, monstruo?", le preguntГі uno de ellos.

Steffen respirГі profundamente, decidido a mantener la calma.

"No vengo a hacer ningГєn daГ±o", comenzГі diciendo.

El grupo rompiГі a reГ­r.

"ВїDaГ±o? ВїTГє? ВїQuГ© daГ±o puedes hacernos?".

"ВЎNo podrГ­as daГ±ar a nuestras gallinas!", riГі otro.

Steffen enrojeciГі a medida que crecГ­an las carcajadas; pero Г©l no permitirГ­a que lo provocaran.

"Necesito un lugar dГіnde alojarme y comer. Tengo manos con callos y una espalda fuerte para trabajar. Si me dan una tarea, me concentrarГ© en hacerla. No necesito mucho. SГіlo lo que cualquier hombre".

Steffen querГ­a perderse haciendo el trabajo servil, como habГ­a hecho todos esos aГ±os en el sГіtano, sirviendo al rey MacGil. Eso le harГ­a olvidarse de las preocupaciones. PodrГ­a realizar trabajos forzados y vivir una vida de anonimato, como se habГ­a preparado a hacer antes de que hubiera conocido a Gwendolyn.

"ВїTe consideras un hombre?", dijo uno de ellos, riendo.

"Tal vez podemos encontrar un trabajo para Г©l", dijo otro.

Steffen le mirГі con esperanza.

"Es decir, ВЎluchando contra nuestros perros o gallinas!".

Todos se rieron.

"ВЎYo pagarГ­a una gran cantidad para ver eso!".

"Hay una guerra allГЎ afuera, en caso de que no lo hayan notado", les dijo Steffen frГ­amente. "Estoy seguro de que incluso en una aldea provincial y rudimentaria como Г©sta, pueden necesitar ayuda para mantener las provisiones".

Los aldeanos se miraron unos a otros, desconcertados.

"Por supuesto que sabemos lo de la guerra", dijo uno, "pero nuestra aldea es demasiado pequeГ±a. Los ejГ©rcitos no se molestarГЎn en venir aquГ­".

"No me gusta tu forma de hablar", dijo otro. "Todo sofisticado, Parece que fuiste a la escuela. ВїCrees que eres mejor que nosotros?".

"Yo no soy mejor que nadie", dijo Steffen.

"Eso es obvio", riГі otro.

"ВЎBasta de bromas!", gritГі uno de los aldeanos en un tono serio.

Dio un paso adelante y empujГі a los demГЎs a un lado con su mano fuerte. Г‰l era mayor que los demГЎs y parecГ­a ser un hombre serio. La multitud se calmГі ante su presencia.

"Si es cierto lo que dices", dijo el hombre con su tono de voz grave, ГЎspera, "necesito un par de manos extra en mi molino. La paga es un saco de granos al dГ­a y una jarra de agua. DormirГЎs en el granero, con el resto de los chicos del pueblo. Si estГЎs de acuerdo, te aceptarГ©".

Steffen asintiГі con la cabeza, satisfecho al ver por fin a un hombre serio.

"No pido nada mГЎs", dijo.

"SГ­gueme", dijo el hombre, abriГ©ndose paso entre la multitud.

Steffen lo siguiГі y fue llevado a un enorme molino harinero, de madera, alrededor del cual habГ­a adolescentes y hombres. Cada uno de ellos sudando y cubiertos de tierra, estaban parados en las pistas fangosas y empujaban una enorme rueda de madera, cada uno agarrando un rayo de la rueda y caminando hacia adelante con Г©l. Steffen se quedГі allГ­ parado, analizando el trabajo y se dio cuenta de que serГ­a un trabajo agotador. Con eso bastarГ­a.

Steffen se dio vuelta para decirle al hombre que lo aceptarГ­a, pero ya se habГ­a ido, suponiendo que lo tomarГ­a. Los aldeanos, con unas cuantas burlas finales, volvieron a sus asuntos mientras Steffen mirГі hacia adelante, a la rueda, a la nueva vida que le esperaba.

Por un momento habГ­a sido dГ©bil, se habГ­a permitido soГ±ar. Se habГ­a imaginado una vida de castillos y realeza y rango. Se habГ­a visto a sГ­ mismo siendo una persona importante, el ayudante de la reina. Г‰l debiГі haber sabido que no debГ­a tener pensamientos tan altos. Г‰l, por supuesto, no habГ­a nacido para eso. Nunca lo habГ­a sido. Lo que le habГ­a ocurrido, conocer a Gwendolyn, habГ­a sido una casualidad. Ahora, su vida podrГ­a estar relegada a esto. Pero, al menos, era una vida que conocГ­a. Una vida que entendГ­a. Una vida de privaciones. Y sin Gwendolyn en ella, esta vida estarГ­a bien para Г©l.




CAPГЌTULO SEIS


Thor instГі a Mycoples para que volara mГЎs rГЎpidamente, mientras pasaban a travГ©s de las nubes, acercГЎndose mГЎs a La Torre del Refugio. Thor sentГ­a con cada gramo de su ser, que Gwen estaba en peligro. SintiГі la vibraciГіn corriendo a travГ©s de sus dedos, a lo largo de todo su cuerpo, haciГ©ndole saber, advirtiГ©ndole. Ve mГЎs rГЎpido, le susurrГі.

MГЎs rГЎpido.

"ВЎMГЎs rГЎpido!". Thor instГі a Mycoples.

Mycoples rugió suavemente, agitando sus grandes alas con más fuerza. Thor no había ni siquiera necesitado pronunciar las palabras – Mycoples entendía todo, antes de que siquiera lo dijera, pero de todos modos las pronunció. Hicieron que se sintiera mejor. Se sentía indefenso. Presintió que algo andaba muy mal con Gwen, y que cada segundo era importante.

Finalmente pasaron por una zona de nubes y al hacerlo, Thor se llenГі de alivio y la vio aparecer, a lo lejos: La Torre del Refugio. Era una pieza antigua y misteriosa de arquitectura, una torre perfectamente redonda, delgada, elevГЎndose hacia el cielo, llegando casi tan alto como las nubes. Construida con una antigua y brillante piedra negra, Thor pudo sentir el poder saliendo de ella desde aquГ­.

Mientras se acercaban, de pronto vio algo arriba, en la cima de la torre. Era una persona. Ella estaba parada en la cornisa, con las palmas de las manos a sus costados. Sus ojos estaban cerrados, y ella estaba meciГ©ndose en el viento.

Thor supo de inmediato quiГ©n era.

Gwendolyn.

Su corazГіn se acelerГі cuando la vio allГ­ parada. Г‰l sabГ­a lo que ella estaba pensando. Y sabГ­a el motivo. Ella creГ­a que Г©l habГ­a renunciado a ella, y que no podГ­a evitar sentir que era su culpa.

"ВЎMГЃS RГЃPIDO!", gritГі Thor.

Mycoples batГ­a sus alas con mГЎs fuerza, y volaban tan rГЎpido que dejaba a Thor sin aliento.

A medida que se acercaban, Thor vio a Gwen dar un paso atrГЎs, lejos de la cornisa, hacia la seguridad de la azotea, y su corazГіn se llenГі de alivio. Sin siquiera verlo, por iniciativa propia, ella habГ­a cambiado de opiniГіn y decidiГі no saltar.

Mycoples rugiГі y Gwen mirГі hacia arriba y vio a Thor por primera vez. Se encontraron las miradas, incluso desde esa gran distancia, y Г©l vio el asombro en el rostro de ella.

Mycoples aterrizГі en el techo y en el momento que lo hizo, Thor saltГі, apenas esperando a que aterrizara y corriГі hacia Gwendolyn.

Gwen se volviГі y lo mirГі con los ojos abiertos de par en par, sorprendida. ParecГ­a como si ella estuviera mirando un fantasma.

Thor corriГі hacia ella, con su corazГіn acelerado, lleno de entusiasmo y extendiГі sus brazos. Se abrazaron fuertemente mientras Thor la levantaba y la apretaba. Г‰l la hizo girar una y otra vez.

Thor escuchГі el llanto de ella en su oГ­do, sintiГі sus lГЎgrimas calientes cayendo en su cuello, y apenas podГ­a creer que estaba realmente aquГ­, abrazГЎndola, en vivo. Esto era real. Г‰ste era el sueГ±o que habГ­a visto en su mente, dГ­a tras dГ­a, noche tras noche, cuando habГ­a estado en lo mГЎs profundo del Imperio, cuando habГ­a estado seguro de que nunca volverГ­a, de que nunca volverГ­a a poner su mirada en Gwendolyn otra vez. Y aquГ­ estaba ahora, sosteniГ©ndola en sus brazos.

Habiendo estado alejado de ella durante tanto tiempo, todo lo que tenГ­a que ver con ella, parecГ­a nuevo. Se sentГ­a perfecto. Y jurГі que nunca volverГ­a a subestimar el tiempo que estuviera con ella.

"Gwendolyn", le susurrГі al oГ­do.

"Thorgrin", susurrГі ella.

Se abrazaron durante mucho tiempo, y despuГ©s, lentamente se separaron y se besaron. Fue un beso apasionado, y ninguno de los dos se separГі.

"EstГЎs vivo", dijo ella. "EstГЎs aquГ­. No puedo creer que estГ©s aquГ­".

Mycoples resoplГі y Gwendolyn mirГі sobre el hombro de Thor, mientras Mycoples batГ­a sus alas una vez. La cara de Gwen se sonrojГі de miedo.

"No tengas miedo", dijo Thor. "Su nombre es Mycoples. Ella es mi amiga. Y tambiГ©n serГЎ tu amiga. DГ©jame enseГ±arte".

Thor tomГі la mano de Gwen y la llevГі lentamente hacia el parapeto. PodГ­a sentir el miedo de Gwen cuando se acercaron. Г‰l entendГ­a. DespuГ©s de todo, era un dragГіn real, vivo, y era lo mГЎs cerca que Gwen habГ­a estado de uno de ellos en su vida.

Mycoples mirГі a Gwen con sus ojos enormes, de color rojo brillante, resoplando suavemente, agitando sus alas y arqueando el cuello. Thor sintiГі algo parecido a los celos. Y tal vez, curiosidad.

"Mycoples, te presento a Gwendolyn".

Mycoples girГі su cabeza, con orgullo.

De repente girГі hacia atrГЎs y al hacerlo, mirГі directamente a los ojos de Gwendolyn, como si viera a travГ©s de ella. Se inclinГі tan cerca que su cara casi tocaba a Gwendolyn.

Gwen jadeó sorprendida y asombrada – y tal vez con miedo. Acercó su mano temblorosa y la colocó suavemente sobre la nariz larga de Mycoples, tocando sus escamas púrpura.

DespuГ©s de varios segundos de tensiГіn, Mycoples finalmente bajГі su nariz y la frotГі contra el estГіmago de Gwen en seГ±al de afecto. Mycoples seguГ­a frotando la nariz contra el estГіmago de Gwen, como si estuviera concentrada en ello, y Thor no podГ­a entender por quГ©.

Luego, igual de rГЎpido, Mycoples alejГі su cabeza y mirГі hacia el horizonte.

"Es hermosa", susurrГі Gwen.

Ella se volviГі y mirГі a Thor.

"PerdГ­ la esperanza de que regresarГ­as", dijo. "No pensГ© que lo harГ­as".

"Ni yo", dijo Thor. "Pensar en ti es lo que me ha sostenido. Me dio una razГіn para sobrevivir. Para regresar".

Se abrazaron otra vez, sujetГЎndose mutuamente con fuerza, mientras la brisa los acariciaba, y despuГ©s, finalmente, se apartaron uno del otro.

Gwendolyn mirГі hacia abajo y notГі la Espada del Destino en la cadera de Thor y sus ojos se abrieron de par en par. Ella suspirГі.

"Trajiste la Espada", dijo. Lo mirГі con incredulidad. "TГє eres el que iba a blandirla".

Thor asintiГі con la cabeza.

"¿Pero cómo…?", comenzó a decir ella y después calló. Evidentemente, estaba abrumada.

"No sГ©", dijo Thor. "Simplemente pude hacerlo".

Los ojos de ella se abrieron con esperanza, al darse cuenta de otra cosa.

"Entonces el Escudo estГЎ activado otra vez", dijo ella esperanzada.

Thor asintiГі solemnemente.

"AndrГіnico estГЎ atrapado", dijo Г©l. "Ya hemos liberado la Corte del Rey y Silesia".

La cara de Gwendolyn se sintiГі aliviada y contenta.

"Fuiste tГє", dijo ella, al darse cuenta. "Liberaste nuestras ciudades".

Thor se encogiГі de hombros, con modestia.

"Fue Mycoples, mГЎs que nada. Y la Espada. Yo simplemente seguГ­ adelante".

Gwen sonriГі.

"ВїY nuestro pueblo? ВїEstГЎn a salvo? ВїSobreviviГі alguien?".

Thor asintiГі con la cabeza.

"En su mayorГ­a estГЎn vivitos y coleando".

Ella sonriГі, lucГ­a mГЎs joven otra vez.

"Kendrick te espera en Silesia", dijo Thor, "tambiГ©n Godfrey, Reece, Srog y muchos mГЎs. Todos estГЎn vivos y bien y la ciudad es libre".

Gwendolyn se abalanzГі y abrazГі a Thor, sosteniГ©ndolo firmemente. PodГ­a sentir un alivio corriendo por su cuerpo.

"PensГ© que todo estaba destruido", dijo ella, llorando suavemente, "perdido para siempre".

Thor meneГі la cabeza.

"El Anillo ha sobrevivido", dijo. "Andrónico está huyendo. Volveremos, y nos desharemos de él para siempre. Y después reconstruiremos todo”.

Gwendolyn de repente le dio la espalda a Г©l y mirГі hacia otro lado, hacia el cielo, enjugando una lГЎgrima. Ella envolviГі firmemente su manto sobre sus hombros, y su cara se llenГі de temor.

"No sГ© si puedo volver", dijo, vacilante. "Me pasГі algo. Mientras estabas fuera".

Thor se dio vuelta y la enfrentГі, sosteniendo sus hombros.

"SГ© lo que te pasГі", dijo. "Tu madre me lo dijo. No hay nada de quГ© avergonzarse", dijo.

Gwendolyn lo mirГі, con los ojos llenos de sorpresa y asombro.

"ВїLo sabes?", preguntГі asombrada.

Thor asintiГі con la cabeza.

"No significa nada", dijo. "Te amo tanto como siempre. Aún más. Nuestro amor – eso es lo importante. Eso es lo que es irrompible. Te vengaré. Yo mismo mataré a Andrónico. Y nuestro amor nunca morirá".

Gwen se abalanzГі y abrazГі a Thor con firmeza, sus lГЎgrimas corriendo por el cuello. Г‰l notГі cuГЎn aliviada se sentГ­a ella.

"Te amo", le dijo Gwen en su oreja.

"Yo tambiГ©n te amo", respondiГі Г©l.

Mientras Thor estaba parado allГ­, abrazГЎndola, su corazГіn se acelerГі con inquietud. Г‰l querГ­a ahora, en este momento, mГЎs que nunca, hacerle la pregunta. Pedirle matrimonio. Pero sintiГі que no podГ­a hacerlo hasta contarle primero su secreto, hasta que le dijera quiГ©n era su padre.

La idea lo llenГі de vergГјenza y humillaciГіn. AquГ­ estaba Г©l, habiendo prometido matar al hombre que ambos odiaban tanto. Y con sus siguientes palabras, ВїcГіmo podrГ­a anunciarle que AndrГіnico era su padre?

Thor estaba seguro de que si lo hacГ­a, Gwendolyn lo odiarГ­a por siempre. Y Г©l no podrГ­a arriesgarse a perderla. No despuГ©s de todo lo que pasГі. La amaba demasiado.

AsГ­ que entonces, con sus manos temblorosas, Thor metiГі la mano en su camisa y sacГі el collar, el que encontrГі entre los tesoros del dragГіn, con una cuerda de oro y un corazГіn de oro brillante, repletos de diamantes y rubГ­es. Lo sostuvo cerca de la luz, y Gwen jadeГі al verlo.

Thor apareciГі detrГЎs de ella y lo abrochГі alrededor de su cuello.

"Es una pequeГ±a muestra de mi amor y afecto", dijo.

Colgaba hermosamente en su cuello, el oro brillaba en la luz, reflejando todo.

El anillo le quemaba en su bolsillo, y Thor prometiГі dГЎrselo cuando fuera el momento adecuado. Cuando pudiera reunir el valor para decirle la verdad. Pero ahora no era el momento, por mucho que Г©l deseara que pudiera serlo.

"AsГ­ que como ves, puedes volver", dijo Thor, acariciando su mejilla con el dorso de su mano. "Debes volver. Tu pueblo te necesita. Ellos necesitan a una gobernante. El Anillo, sin un lГ­der, no es nada. Te quieren para que los guГ­es. AndrГіnico aГєn habita en la mitad del Anillo. Nuestras ciudades todavГ­a necesitan ser reconstruidas".

La mirГі a los ojos y pudo ver lo que pensaba.

"Di que sГ­", le instГі Thor. "Regresa conmigo. Esta torre no es lugar para que una mujer joven viva el resto de sus dГ­as. El Anillo te necesita. Yo te necesito".

Thor tendiГі una mano y esperГі.

Gwendolyn mirГі hacia abajo, vacilante.

Finalmente, ella extendiГі la mano y la colocГі en la de Г©l. Sus ojos se volvieron mГЎs y mГЎs brillantes, rebosantes de amor y calor. Г‰l pudo ver cГіmo volvГ­a lentamente a ser la antigua Gwendolyn que habГ­a conocido una vez, llena de vida, amor y alegrГ­a. Era como si fuera una flor, siendo restaurada ante sus ojos.

"SГ­", dijo ella suavemente, sonriendo.

Se abrazaron y Г©l la sujetГі con firmeza y jurГі nunca dejarla ir otra vez.




CAPГЌTULO SIETE


Erec abriГі los ojos para encontrarse a sГ­ mismo en los brazos de Alistair, mirando sus ojos de color azul cristal, que brillaban con amor y calor. Ella sonrГ­a por la comisura de sus labios, y Г©l sintiГі el calor que irradiaba de sus manos y a travГ©s de su cuerpo. Cuando se revisГі, se sintiГі completamente curado, renacido, como si nunca hubiera sido herido. Ella lo habГ­a resucitado de entre los muertos.

Erec se sentГі y mirГі a los ojos de Alistair con sorpresa, preguntГЎndose una vez mГЎs quiГ©n era realmente, cГіmo podrГ­a tener esos poderes.

Mientras Erec se sentaba y frotaba su cabeza, recordГі inmediatamente: Los hombres de AndrГіnico. El ataque. La defensa del barranco. La roca.

Erec se puso de pie de un salto y vio a todos sus hombres mirándolo, como si esperaran su resurrección – y su comando. Sus rostros estaban llenos de alivio.

"ВїCuГЎnto tiempo estuve inconsciente?", se dio vuelta y le preguntГі a Alistair, frenГ©tico. Se sentГ­a culpable de haber abandonado a sus hombres durante tanto tiempo.

Pero ella le sonriГі dulcemente.

"Solamente un segundo", dijo ella.

Erec no podГ­a comprender cГіmo pudo haber ocurrido. Se sentГ­a tan recuperado, como si hubiera dormido durante aГ±os. SintiГі un nuevo rebote en su andar cuando se puso de pie y girГі y corriГі hacia la entrada del barranco y vio su obra: la enorme roca que habГ­a hecho pedazos ahora lo detuvo y los hombres de AndrГіnico ya no podГ­an pasar. HabГ­an logrado lo imposible y habГ­an ahuyentado a un ejГ©rcito mucho mГЎs grande. Al menos por ahora.

Antes de que pudiera celebrar, Erec escuchГі un grito repentino proveniente de arriba y mirГі hacia allГ­: en la cima del acantilado, uno de sus hombres gritГі, luego cayГі hacia atrГЎs, dando volteretas, y aterrizГі en el suelo, muerto.

Erec mirГі hacia abajo y vio una lanza atravesada en el cuerpo del hombre, entonces mirГі hacia atrГЎs hasta ver un sinfГ­n de actividad, gritos surgiendo de todos lados. Ante sus ojos, docenas de los hombres de AndrГіnico aparecieron en la parte superior, luchando cuerpo a cuerpo con los hombres del Duque, dando golpe tras golpe, y Erec se dio cuenta de lo que habГ­a ocurrido: el comandante del Imperio habГ­a dividido sus fuerzas, enviando a algunos a travГ©s del barranco, y enviando a otros directamente arriba, a la cara de la montaГ±a.

"ВЎA LA CIMA!", ordenГі Erec. "ВЎSUBAN!".

Los hombres del Duque lo siguieron, mientras subГ­a corriendo a la cara de la montaГ±a, con la espada en la mano, por la empinada escalada de roca y polvo. Cada varios metros se resbalaba y extendГ­a la palma de su mano, raspГЎndola contra la piedra, sujetГЎndose, haciendo su mejor esfuerzo para no caer hacia atrГЎs. CorriГі, pero la cara era tan escarpada que habГ­a que escalar mГЎs que correr; cada paso era una dura lucha, la armadura sonando alrededor de Г©l, mientras sus hombres soplaban y resoplaban su camino, como cabras del monte, directamente por el acantilado.

"ВЎARQUEROS!", gritГі Erec.

Abajo, varias docenas de los arqueros del Duque que escalaban la montaña, se detuvieron y apuntaron hacia arriba del acantilado. Desataron una descarga de flechas y varios soldados del Imperio gritaban y las lanzaban hacia atrás, dando tumbos hacia abajo a lo largo del acantilado. Un cuerpo venía cayendo hacia Erec; él lo esquivó y logró evadirlo. Pero uno de los hombres del Duque no fue tan afortunado – chocó con un cadáver y lo envió volando hacia atrás, al suelo, gritando, muriendo bajo su peso.

Los arqueros del Duque se atrincheraron y se colocaron arriba y abajo de la montaГ±a, disparando cada vez que un soldado del Imperio asomaba la cabeza sobre el borde del acantilado para mantenerlos a raya.

Pero el combate allГ­ arriba era duro, cuerpo a cuerpo, y no todas las flechas caГ­an en su objetivo: una flecha fallГі, alojГЎndose accidentalmente en la espalda de uno de los hombres del Duque. El soldado gritГі y arqueГі la espalda, y un soldado del Imperio aprovechГі y lo apuГ±alГі, tirГЎndolo hacia atrГЎs, gritando al caer por el acantilado. Pero mientras el soldado del Imperio estaba expuesto, otro arquero metiГі una flecha en su intestino, derribГЎndolo tambiГ©n; su cadГЎver cayГі de bruces sobre el borde.

Erec redoblГі sus esfuerzos, al igual que los que estaban alrededor de Г©l, corriendo con todas sus fuerzas arriba del acantilado. Mientras Г©l se acercaba a la cima, a pocos metros, resbalГі y comenzГі a caer; dio vueltas, estirГі el brazo y se sujetГі de una gruesa raГ­z que salГ­a de la piedra. Г‰l se sujetГі con fuerza por su vida, colgando de ella, despuГ©s se empujГі hacia arriba, recuperando el equilibrio y continuГі hasta la cima.

Erec alcanzГі la cima antes que los demГЎs y corriГі hacia adelante con un grito de guerra, con la espada levantada, ansioso por ayudar a defender a sus hombres, que estaban ocupando sus posiciones en la parte superior pero siendo obligados a retroceder. HabГ­a solamente unas pocas docenas de sus hombres aquГ­ arriba, y cada uno estaba envuelto en un combate mano a mano con los soldados del Imperio, superados en nГєmero por dos a uno. Con cada segundo que pasaba, mГЎs y mГЎs soldados del Imperio seguГ­an apareciendo en la parte superior.

Erec luchГі como un loco, yendo a la carga y apuГ±alando a dos soldados a la vez, liberando a sus hombres. No habГ­a nadie mГЎs rГЎpido en la batalla que Г©l, en todo el Anillo y con dos espadas en la mano, acuchillando en todos los sentidos, Erec sacГі sus habilidades Гєnicas como campeГіn de Los Plateados para contraatacar al Imperio. Era una ola de destrucciГіn, mientras giraba y se agachaba y acuchillaba, yendo cada vez mГЎs hacia el grueso de los soldados del Imperio. Г‰l esquivaba y embestГ­a y bloqueaba tan rГЎpido, que optГі por no usar su escudo.

Erec iba hacia ellos como el viento, derribando a una docena de soldados antes de que siquiera tuvieran la oportunidad de defenderse. Y los hombres del Duque se reunieron alrededor de Г©l.

DetrГЎs de Г©l, el resto de los hombres del Duque tambiГ©n alcanzaron la cima, Brandt y el Duque lideraban el camino, luchando al lado de Erec. Pronto, el impulso cambiГі y se encontraron haciendo retroceder a los hombres del Imperio; los cadГЎveres se apilaban alrededor de ellos.

Erec se puso en guardia con el soldado del Imperio que quedaba arriba, y lo hizo retroceder y luego se inclinГі y le dio una patada, enviГЎndolo por un costado del Imperio, gritando mientras caГ­a de espaldas.

Erec y todos sus hombres se quedaron allГ­, retomando su aliento; Erec caminГі hacia adelante, por la amplia meseta, hasta el borde del acantilado del lado del Imperio. QuerГ­a ver lo que habГ­a debajo. El Imperio habГ­a dejado de enviar hombres arriba, sabiamente, pero Erec tuvo un mal presentimiento de que aГєn pudieran tener algunos de reserva. Sus hombres se acercaron al lado de Г©l y tambiГ©n miraron hacia abajo.

Nunca se habrГ­a imaginado Erec lo que verГ­a abajo. Se sintiГі descorazonado. A pesar de los cientos de hombres que habГ­an conseguido matar, a pesar de que tuvieron Г©xito sellando el barranco y de haber tomado una posiciГіn elevada, todavГ­a quedaban por debajo decenas de miles de soldados del Imperio.

Erec apenas lo podГ­a creer. HabГ­an hecho todo lo que podГ­an hasta ese momento, y todo el daГ±o que habГ­an causado, ni siquiera hacГ­a mella en la interminable armadura del Imperio. El Imperio simplemente enviarГ­a a mГЎs y mГЎs hombres arriba. Erec y sus hombres podrГ­an matar a varias docenas mГЎs, quizГЎs incluso a cientos de ellos. Pero al final, tantos millares de ellos atravesarГ­an.

Erec estaba allГ­ parado, sintiГ©ndose desesperanzado. Por primera vez en su vida, Г©l sabГ­a que iba a morir, aquГ­, en este terreno, en este dГ­a. No podГ­a evitarlo. Г‰l no se arrepentГ­a. Г‰l habГ­a puesto una defensa heroica, y si fuera a morir, no habrГ­a mejor forma o lugar. Г‰l agarrГі su espada y se armГі, y su Гєnica duda era si Alistair estarГ­a a salvo.

PensГі que tal vez, en la prГіxima vida, pasarГ­a mГЎs tiempo con ella.

"Bueno, hemos tenido una buena racha", dijo una voz.

Erec se volvió para ver a Brandt de pie junto a él, con su mano en la empuñadura de su espada, también resignado. Los dos habían luchado juntos en incontables batallas, habían sido superados en número muchas veces – y sin embargo, Erec nunca había visto la expresión en la cara de su amigo como la que veía ahora. Debe haber reflejado la de él mismo: señalaba que la muerte estaba aquí.

"Por lo menos caeremos con las espadas en nuestras manos", dijo el Duque.

Г‰l hizo eco de los pensamientos de Erec, exactamente.

Abajo, los hombres del Imperio, como si se hubieran dado cuenta, levantaron la vista. Miles de ellos comenzaron a reanimarse, a marchar al unГ­sono, dirigiГ©ndose hacia el precipicio, con las armas desenfundadas. Cientos de arqueros del Imperio empezaron a arrodillarse y Erec sabГ­a que en unos momentos empezarГ­a el derramamiento de sangre. Г‰l se preparГі y respirГі profundo.

De repente se escuchГі el ruido de un chillido en algГєn lugar del cielo, en el horizonte. Erec mirГі hacia arriba y examinГі el cielo, preguntГЎndose si estaba oyendo cosas. Una vez escuchГі el grito de un dragГіn, y pensГі que tal vez sonaba asГ­. HabГ­a sido un sonido que nunca habГ­a olvidado, lo habГ­a escuchado durante su formaciГіn, durante Los Cien. Fue un grito que nunca habГ­a pensado volver a oГ­r. No podrГ­a ser posible. ВїUn dragГіn? ВїAquГ­, en el Anillo?

Erec estirГі el cuello y a lo lejos, a travГ©s de las nubes, vio algo que quedarГ­a grabado en su mente durante el resto de su vida: volando hacia ellos, batiendo sus grandes alas, habГ­a un enorme dragГіn pГєrpura con grandes y brillantes ojos rojos. Lo que vio, llenГі de miedo a Erec, mГЎs de lo que cualquier ejГ©rcito podrГ­a.

Pero al verlo mГЎs de cerca, su expresiГіn se transformГі en confusiГіn. PensГі que podГ­a ver a dos personas volando en la parte posterior del dragГіn. Cuando Erec entrecerrГі los ojos, les reconociГі. ВїSus ojos estaban jugГЎndole una broma?

AllГ­, en la parte posterior del dragГіn, estaba sentado Thorgrin y detrГЎs de Г©l, sujetando su cintura, estaba la hija del rey MacGil. Gwendolyn.

Antes de que Erec pudiera comenzar a procesar lo que estaba viendo, el dragГіn bajГі en picado hacia el suelo, como un ГЎguila. AbriГі su boca e hizo un sonido horrible, un sonido tan fuerte que una roca al lado de Erec comenzГі a partirse. La tierra entera temblГі mientras el dragГіn bajaba, abriГі su boca y expulsГі fuego como Erec jamГЎs habГ­a visto.

El valle se llenГі de los gritos y llantos de miles de soldados del Imperio, mientras ola tras ola de fuego los envolvГ­a, todo el valle se iluminaba con las llamas. Thor habГ­a dirigida al dragГіn hacia arriba y hacia abajo de las filas de los hombres de AndrГіnico, eliminando a decenas de ellos en un abrir y cerrar de ojos.

Los soldados restantes se dieron vuelta y huyeron, corriendo hacia el horizonte. Thor los persiguiГі tambiГ©n, dirigiendo a su dragГіn para que soplara cada vez mГЎs y mГЎs fuego.

En pocos momentos, todos los hombres que estaban debajo de Erec – los hombres que estaba seguro que lo guiarían hacia su muerte, estaban muertos. No quedaba nada de ellos sino cadáveres carbonizados, fuego y llamas, almas que alguna vez fueron. Todo el batallón del Imperio había desaparecido.

Erec mirГі hacia arriba, con la boca abierta en estado de shock y vio cГіmo el dragГіn se elevaba en el aire, batiendo sus grandes alas y volando mГЎs allГЎ de ellos. Se dirigieron hacia el norte. Sus hombres estallaron en una gran ovaciГіn, mientras pasaban sobre ellos.

Erec quedó mudo de admiración por el heroísmo de Thor, por su intrepidez, por su control de esta bestia – y por el poder de la bestia. Erec había recibido una segunda oportunidad en la vida – él y todos sus hombres, y por primera vez en mucho tiempo, se sentía optimista. Ahora podían ganar. Incluso contra millones de los hombres de Andrónico, con una bestia como ésa, en realidad podrían ganar.

“¡Hombres, marchen!”, ordenó Erec.

Estaba decidido a seguir el rastro del dragГіn, el olor a azufre, el fuego en el cielo, a donde fuera que los llevara. Thorgrin habГ­a regresado, y era hora de reunirse con Г©l.




CAPГЌTULO OCHO


Kendrick cabalgaba su caballo, rodeado de sus hombres, los miles de ellos se congregaron afuera de Vinesia, la gran ciudad a la que el batallГіn de AndrГіnico se habГ­a retirado. Una alta verja levadiza impedГ­a la entrada por las puertas de la ciudad, sus muros de piedra eran gruesos y miles de los hombres de AndrГіnico pululaban dentro y fuera, superando por mucho el nГєmero de los soldados del ejГ©rcito de Kendrick. El factor sorpresa ya no estaba de su lado.

Peor aГєn, apareciendo a la vista desde atrГЎs de la ciudad, estaban los miles de hombres de AndrГіnico, refuerzos, inundando las llanuras. Cuando Kendrick pensГі que los tenГ­an huyendo, la situaciГіn habГ­a sido invertida rГЎpidamente. De hecho, ahora el ejГ©rcito marchaba hacia Kendrick, ordenado, disciplinado, era una gran ola de destrucciГіn.

La Гєnica alternativa ahora era retirarse a Silesia, mantenerlos ahГ­ temporalmente hasta que el Imperio volviera a tomarla, hasta que volvieran a hacerlos esclavos. Y eso nunca podrГ­a ser.

Kendrick nunca habГ­a sido de los que se retiraban de una confrontaciГіn, aun cuando los superaban en nГєmero, y tampoco eran de los otros guerreros valientes, del ejГ©rcito de los MacGil, de Silesia, de Los Plateados. Kendrick sabГ­a que todos lucharГ­an con Г©l hasta la muerte. Y mientras apretaba la sujeciГіn de la empuГ±adura de su espada, sabГ­a que eso era precisamente lo que tendrГ­a que hacer en este dГ­a.

Los hombres del Imperio soltaron un grito de guerra, y los hombres de Kendrick los recibieron con uno mГЎs fuerte que los suyos.

Mientras Kendrick y sus hombres corrieron por la ladera para enfrentarse con el ejГ©rcito que se aproximaba, sabiendo que era una batalla que no podrГ­an ganar, pero decididos a luchar de todos modos, los hombres de AndrГіnico tomaron velocidad y corrieron hacia ellos tambiГ©n. Kendrick sentГ­a el aire volando su pelo, sentГ­a la vibraciГіn de la empuГ±adura de la espada que tenГ­a en la mano y sabГ­a que era cuestiГіn de tiempo para encontrarse perdido en ese gran sonido metГЎlico, en ese gran rito de espadas conocido.

Kendrick estaba sorprendido al escuchar algo como un chirrido arriba; estiró el cuello para ver el cielo y notó algo que irrumpía a través de las nubes, que le hizo mirar dos veces. Ya lo había visto una vez – Thor apareció en la parte posterior de Mycoples – pero aun así, la imagen le hizo quedar sin aliento. Especialmente porque esta vez, Gwendolyn montaba también en la parte posterior.

El corazГіn de Kendrick se acelerГі al verlos bajar en picado y darse cuenta de lo que iba a suceder. Г‰l sonriГі ampliamente, levantГі su espada por lo alto y fue a la carga rГЎpidamente, dГЎndose cuenta por primera vez que en este dГ­a la victoria, despuГ©s de todo, serГ­a de ellos.


*

Thor y Gwen volaban en la parte posterior de Mycoples, entrando y saliendo de las nubes, batiendo sus grandes alas mГЎs y mГЎs rГЎpido, como le instaba Г©l. PresintiГі el peligro abajo, hacia Kendrick y los demГЎs; bajГі en picado y atravesГі las nubes. Ante Г©l se abrГ­a una vista panorГЎmica del paisaje: en medio de las colinas del Anillo, vio la vasta extensiГіn de la divisiГіn de AndrГіnico, corriendo hacia los hombres de Kendrick, en las llanuras.

Thor instГі a Mycoples a bajar.

"ВЎBaja en picado!", le susurrГі.

Ella bajГі tan cerca del suelo que Thor casi podГ­a bajar de un salto, despuГ©s abriГі su boca y arrojГі fuego, el calor casi quemaba a Thor. Olas y olas de fuego rodaron a travГ©s de las llanuras, y surgieron los gritos de terror de los hombres del Imperio. Mycoples causaba una destrucciГіn como nadie habГ­a visto antes, dejando kilГіmetros de campiГ±a iluminada, y derribando a miles de los hombres de AndrГіnico.

Quien sobrevivГ­a, se daba vuelta y huГ­a. Thor dejarГ­a a los otros para que Kendrick se encargara de ellos.

Thor se volviГі hacia la ciudad y vio a miles de soldados del Imperio mГЎs adentro. Г‰l sabГ­a que Mycoples no podrГ­a maniobrar en un espacio tan reducido, con sus paredes empinadas y estrechas, y que serГ­a demasiado arriesgado aterrizar allГ­. Thor vio a cientos de soldados apuntando al cielo con flechas y lanzas, y temГ­a el daГ±o que le harГ­an a Mycoples a tan corta distancia. No le gustГі en absoluto. SintiГі la Espada del Destino palpitando en su mano y sabГ­a que Г©sta era una batalla que tendrГ­a que luchar Г©l mismo.

Thor dirigiГі a Mycoples hacia la parte delantera de la ciudad, fuera de la enorme reja de hierro.

Al estar en la superficie, Г©l se inclinГі y susurrГі al oГ­do de Mycoples: "La puerta. QuГ©mala y del resto me encargarГ© yo".

Mycoples se sentГі allГ­ y le graznГі, agitando sus alas en actitud de desafГ­o. Evidentemente, ella querГ­a quedarse con Thor, luchar a su lado dentro de la ciudad. Pero Thor no le darГ­a la oportunidad.

"Г‰sta es mi batalla", insistiГі Г©l. "Y necesito que lleves a Gwen a un lugar seguro".

Mycoples parecГ­a ceder. De repente, ella se inclinГі de nuevo y arrojГі fuego a la puerta de hierro, hasta que finalmente se derritiГі.

Thor se inclinГі hacia Mycoples.

"ВЎVamos!", le susurrГі. "Lleva a Gwendolyn a un lugar seguro".

Thor saltГі de su espalda y al hacerlo, sintiГі que la Espada del Destino palpitaba en su mano.

"ВЎThor!", le gritГі Gwen.

Pero Thor ya estaba corriendo hacia las puertas derretidas. EscuchГі que Mycoples despegaba y sabГ­a que estaba llevando a Gwen a un lugar seguro.

Thor corriГі a toda velocidad a travГ©s de las puertas abiertas y hacia el patio, justo en el corazГіn de la ciudad, entre los miles de hombres. La Espada del Destino vibrГі en la mano de Thor como un ser viviente, llevГЎndolo como si fuera mГЎs ligero que el aire. Todo lo que tenГ­a que hacer era aguantar.

Thor sintiГі que su brazo y su muГ±eca y su cuerpo se movГ­an, acuchillando y atacando en todas las direcciones, la espada sonando en el aire al cortar hombres como si fueran mantequilla, matando a docenas de ellos en un solo golpe. Thor girГі y causГі daГ±o en todas las direcciones. Al principio, el Imperio intentГі atacarlo tambiГ©n; pero despuГ©s de que Thor atravesara los escudos, las armaduras y otras armas como si no estuvieran allГ­, despuГ©s de que Г©l matara a fila tras fila de hombres, se dieron cuenta de a quГ© se enfrentaban: un torbellino de destrucciГіn mГЎgico, imparable.

La ciudad entrГі en caos. Los miles de soldados del Imperio se dieron vuelta y trataron de huir de la ciudad, para alejarse de Thor. Pero no habГ­a ningГєn lugar a dГіnde ir. Liderado por la Espada, Thor era demasiado rГЎpido, como un rayo propagГЎndose por la ciudad. Los soldados, llenos de pГЎnico, corrieron hacia las murallas de la ciudad, hacia unos y otros, en estampida para salir.

Thor no les dejГі escapar. Г‰l corriГі a travГ©s de todos los rincones de la ciudad, la Espada llevaba con Г©l una velocidad como nadie habГ­a conocido, y cuando Г©l pensГі en Gwendolyn, y lo que AndrГіnico le habГ­a hecho a ella, matГі a un soldado tras otro, exigiendo venganza. Era tiempo de rectificar los errores que AndrГіnico habГ­a causado en el Anillo.

AndrГіnico. Su padre. El pensamiento le quemaba como fuego. Con cada cuchillada de la Espada, Thor imaginaba matarlo, eliminando su ascendencia. Thor querГ­a ser otra persona, provenir de otra persona. QuerГ­a un padre del cual estar orgulloso. Cualquiera, menos AndrГіnico. Y si mataba a bastantes de estos hombres, tal vez, sГіlo tal vez, podrГ­a librarse de Г©l.

Thor luchГі apabullado, girando para todos lados, hasta que finalmente se dio cuenta de que estaba dando cuchilladas a la nada. Г‰l mirГі a su alrededor y vio que todos los soldados, cada uno de los miles de hombres de AndrГіnico, estaban en el suelo, muertos. La ciudad estaba llena de cadГЎveres. No habГ­a nadie mГЎs a quien matar.

Thor estaba solo en la plaza de la ciudad, respirando con dificultad, la Espada brillando en su mano, y ni un alma se movГ­a.

Thor escuchГі una ovaciГіn distante; reaccionГі, saliГі corriendo por la puerta de la ciudad y vio a lo lejos, a los hombres de Kendrick, yendo a la carga, persiguiendo al resto del ejГ©rcito, haciГ©ndolos retroceder.

Mientras Thor salГ­a corriendo por la puerta de la ciudad, Mycoples lo vio y descendiГі, esperando su regreso, Gwen estaba aГєn en su espalda. Thor montГі al dragГіn, y una vez mГЎs se elevaron en el aire.

Volaron sobre el ejГ©rcito de Kendrick y Thor los vio desde arriba, como hormigas debajo de Г©l. Lo ovacionaron cantando victoria mientras volaba sobre ellos. Finalmente estaban frente al ejГ©rcito de Kendrick, frente a la gran masa de hombres y caballos y polvo. MГЎs adelante estaban los restos dispersos de las legiones de AndrГіnico.

"Abajo", susurrГі Thor.

Se zambulleron y llegaron a la parte posterior donde estaban los hombres de AndrГіnico, y al hacerlo, Mycoples escupiГі fuego, eliminando fila tras fila, la gran muralla de fuego avanzaba rГЎpidamente. Surgieron gritos y pronto Thor aniquilГі a la retaguardia entera.

Finalmente, no habГ­a nadie mГЎs a quiГ©n matar.

Ellos continuaron volando, cruzando las llanuras expansivas, Thor querГ­a asegurarse de que no quedara nadie. A lo lejos, Thor vio la gran cordillera, las tierras altas, dividiendo el Este del Oeste. De aquГ­ a las tierras altas y no quedaba un solo soldado del Imperio vivo. Thor estaba satisfecho.

Todo el Reino occidental del Anillo habГ­a sido liberado. HabГ­a sido suficiente matanza por un dГ­a. El sol comenzГі a ponerse, y fuera lo que fuera que hubiera adelante, en el lado oriental de las tierras altas, podГ­a quedarse allГ­, por ahora.

Thor dio vuelta en cГ­rculo y volГі hacia Kendrick. El campo estaba debajo de Г©l y pronto escuchГі los gritos y aplausos de los hombres, mirando al cielo, vitoreando su nombre.

DescendiГі ante el ejГ©rcito, desmontando y ayudando a Gwendolyn a bajar.

Ellos fueron recibidos por el enorme grupo, todos corriendo hacia adelante, con una gran ovación de victoria elevándose mientras los soldados presionaban de todos lados. Kendrick, Godfrey, Reece y sus otros hermanos de La Legión, Los Plateados – a todos los que Thor había conocido y querido, se abalanzaron para abrazarlo a él y a Gwendolyn.

Finalmente, todos estaban unidos. Finalmente, eran libres.




CAPГЌTULO NUEVE


AndrГіnico irrumpiГі en su campamento y en un arranque de ira, estirГі la mano y con sus largos dedos cortГі la cabeza del joven soldado quien, para su gran desgracia, estaba parado cerca de Г©l. Mientras marchaba, AndrГіnico decapitГі a un soldado tras otro, hasta que finalmente sus hombres entendieron el mensaje y corrieron para mantenerse alejados de Г©l. DebГ­an haber imaginado que era mejor no estar cerca de Г©l cuando estaba en un estado de ГЎnimo como Г©ste.

Los soldados se alejaron mientras AndrГіnico salГ­a hecho una furia por su campamento de decenas de miles de hombres, todos manteniendo una sana distancia. Incluso sus generales se mantuvieron alejados y a salvo, caminando detrГЎs de Г©l, sabiendo que era mejor no acercarse cuando estaba asГ­ de molesto.

La derrota era una cosa. Pero una derrota como ésta – no tenía precedentes en la historia del Imperio. Andrónico nunca había experimentado una derrota antes. Su vida había sido una larga cadena de victorias, cada una más brutal y satisfactoria que la siguiente. No sabía qué se sentía ser derrotado. Ahora lo supo. Y no le gustaba.

AndrГіnico repitiГі mentalmente una y otra vez lo que habГ­a sucedido, cГіmo es que las cosas habГ­an salido tan mal. Apenas ayer parecГ­a que su victoria era completa, que el Anillo era suyo. Г‰l habГ­a destruido la Corte del Rey y habГ­a conquistado Silesia; habГ­a subyugado a todo los MacGil y humillado a su gobernante: a Gwendolyn; Г©l habГ­a torturado a sus soldados de mayor rango en las cruces, ya habГ­a asesinado a Kolk y habГ­a estado a punto de matar a Kendrick y a los demГЎs. Argon se habГ­a entrometido en sus asuntos, le habГ­a arrebatado a Gwendolyn antes de que Г©l pudiera matarla, y AndrГіnico habГ­a estado a punto de corregir eso, de recuperarla y ejecutarla, junto con todos los demГЎs. HabГ­a sido un dГ­a de victoria completa y de grandeza.

Y entonces todo habГ­a cambiado, rГЎpidamente, para empeorar. Thor y el dragГіn habГ­an surgido en el horizonte como una mala apariciГіn, habГ­a descendido como una nube y con sus grandes llamas y la Espada del Destino habГ­a conseguido acabar con divisiones enteras de soldados. AndrГіnico lo habГ­a presenciado todo a una distancia segura; tuvo el buen juicio de batalla de retirarse aquГ­, a este lado de las tierras altas, mientras sus exploradores continuaban llevГЎndole reportes, durante todo el dГ­a, del daГ±o que Thor y el dragГіn habГ­an ocasionado. En el sur, cerca de Savaria, un batallГіn entero fue aniquilado; en la Corte del Rey y Silesia todo estaba igual de mal. Ahora todo el Reino Occidental del Anillo, que antes estuvo bajo su control, fue liberado. Era inconcebible.

Г‰l se sentГ­a ansioso al pensar en la Espada del Destino. HabГ­a ido tan lejos para alejarla del Anillo y ahora habГ­a regresado aquГ­ y el Escudo se habГ­a activado otra vez. Eso significaba que estaba atrapado aquГ­ con los hombres que tenГ­a; podrГ­a irse, por supuesto, pero ya no podrГ­a conseguir mГЎs refuerzos adentro. Г‰l estimaba que aГєn tenГ­a medio millГіn de soldados aquГ­, en este lado de las montaГ±as, mГЎs que suficiente para superar en nГєmero a los MacGil; pero contra Thor, la Espada del Destino y ese dragГіn, las cifras ya no importaban. Ahora las probabilidades, irГіnicamente, estaban en su contra. Era una posiciГіn en la que nunca habГ­a estado antes.

Como si las cosas no pudieran ponerse peor, sus espГ­as tambiГ©n le habГ­an llevado reportes de disturbios en casa, en la capital del Imperio, de que RГіmulo se habГ­a confabulado para destronarlo.

AndrГіnico gruГ±Гі con furia mientras salГ­a de su campamento, debatiendo sus opciones, buscando a alguien a quien culpar. Г‰l sabГ­a como comandante que lo mГЎs inteligente que podГ­a hacer, tГЎcticamente, serГ­a retirarse y dejar el Anillo ahora, antes de que Thor y su dragГіn los encontraran, para salvar las fuerzas que Г©l habГ­a dejado, abordar sus barcos y navegar de regreso hacia el Imperio en desgracia, para conservar su trono. DespuГ©s de todo, el Anillo, era solamente una mancha en la enorme extensiГіn del Imperio y todo gran comandante tenГ­a derecho, por lo menos, a una derrota. AГєn gobernarГ­a un noventa y nueve por ciento del mundo, y sabГ­a que deberГ­a estar mГЎs que satisfecho con eso.

Pero Г©se no era el estilo del gran AndrГіnico. AndrГіnico no era prudente ni conformista. Siempre habГ­a seguido sus pasiones, y aunque sabГ­a que era arriesgado, no estaba dispuesto a abandonar este lugar, admitir la derrota, permitir que el Anillo se fuera de sus manos. Aunque tuviera que sacrificar todo su Imperio, encontrarГ­a una manera de aplastar y dominar este lugar. Sin importar lo que costara.

Andrónico no podía controlar al dragón ni a la Espada del Destino. Pero a Thorgrin… eso era un asunto diferente. Era su hijo.

AndrГіnico se detuvo y suspirГі ante la idea. QuГ© ironГ­a: su propio hijo, era el Гєltimo obstГЎculo para su dominaciГіn del mundo. De alguna manera, parecГ­a ser apropiado. Era inevitable. Г‰l sabГ­a que siempre, la gente mГЎs cercana a uno, es la que mГЎs nos lastima.

RecordГі la profecГ­a. HabГ­a sido un error, por supuesto, dejar vivo a su hijo. Era su gran error en la vida. Pero tenГ­a un punto dГ©bil para Г©l, aunque sabГ­a que la profecГ­a decГ­a que eso podrГ­a llevarlo a su propio fin. Г‰l habГ­a dejado vivir a Thor, y ahora habГ­a llegado el momento de pagar el precio.

AndrГіnico continuГі irrumpiendo por el campamento, seguido por sus generales, hasta que finalmente llegГі a la periferia y encontrГі una tienda mГЎs pequeГ±a que los demГЎs, una escarlata en un mar de negro y oro. Solamente habГ­a una persona que tenГ­a la audacia de tener una tienda de color diferente, el Гєnico a quien sus hombres temГ­an.

Rafi.

El hechicero personal de AndrГіnico, la criatura mГЎs siniestra que habГ­a conocido; Rafi habГ­a aconsejado a AndrГіnico a cada paso del camino, lo habГ­a protegido con su energГ­a malГ©vola, habГ­a sido mГЎs responsable por su ascenso que nadie. AndrГіnico odiaba dirigirse a Г©l, reconocer lo mucho que lo necesitaba. Pero cuando se encontrГі con un obstГЎculo que no era de este mundo, una cosa de magia, siempre acudГ­a con Rafi.

Cuando AndrГіnico se acercГі a la tienda de campaГ±a, dos seres malignos, altos y delgados, ocultos en mantos escarlata, con brillantes ojos amarillos que sobresalГ­an detrГЎs de las capuchas, lo miraron. Eran las Гєnicas criaturas en todo este campamento que se atrevГ­an a no hacer reverencia ante su presencia.

"Llamo a Rafi", declarГі AndrГіnico.

Las dos criaturas, sin girar, estiraron una mano y retiraron las solapas de la tienda.

Al hacerlo, saliГі un horrible olor dirigiГ©ndose a AndrГіnico, haciГ©ndolo retroceder.

Hubo una larga espera. Todos los generales se detuvieron detrГЎs de AndrГіnico y observaron con expectaciГіn, al igual que todo el campamento, quienes voltearon a ver. En el campamento hubo un gran silencio.

Finalmente saliГі de la carpa escarlata una criatura alta y delgada, del doble de alto de AndrГіnico, tan delgada como la rama de un olivo, vestido con una tГєnica escarlata muy oscura, con una cara invisible, escondido en la oscuridad de su capucha.

Rafi se quedГі allГ­ parado y observГі, y AndrГіnico fue capaz de ver sГіlo sus ojos amarillos sin pestaГ±ear, mirando, incrustados en su piel demasiada pГЎlida.

Sobrevino un silencio tenso.

Finalmente, AndrГіnico dio un paso adelante.

"Quiero que Thorgrin muera", dijo AndrГіnico.

Tras un largo silencio, Rafi riГі entre dientes. Era un sonido profundo y molesto.

"Padres e hijos", dijo. "Siempre es lo mismo".

AndrГіnico ardГ­a por dentro, impaciente.

"ВїMe puedes ayudar?", dijo presionando.

Rafi se quedГі allГ­ parado, en silencio, demasiado tiempo, tanto, que AndrГіnico considerГі matarlo. Pero Г©l sabГ­a que eso serГ­a frГ­volo. Una vez, lleno de rabia, AndrГіnico habГ­a intentado apuГ±alarlo impetuosamente, y en el aire, la espada se habГ­a derretido en su mano. La empuГ±adura tambiГ©n habГ­a quemado su mano; le habГ­a tomado meses recuperarse del dolor.

AsГ­ que AndrГіnico se quedГі parado, apretando los dientes y soportando el silencio.

Por Гєltimo, debajo de la capucha, Rafi ronroneГі.

"Las energГ­as que rodean al muchacho son muy fuertes", dijo Rafi lentamente. "Pero todo el mundo tiene una debilidad. Г‰l ha sido elevado con la magia. TambiГ©n puede descender con la magia".

AndrГіnico, intrigado, dio un paso adelante.

"ВїDe quГ© magia hablas?".

Rafi hizo una pausa.

"De un tipo que nunca has conocido", respondiГі. "Es una clase reservada sГіlo para un ser como Thor. Г‰l es tu problema, pero es mГЎs que eso. Es incluso mГЎs poderoso que tГє. Si vive para ver el dГ­a".

AndrГіnico enfureciГі.

"Dime cГіmo atraparlo", exigiГі.

Rafi meneГі la cabeza.

"Г‰sa fue siempre tu debilidad", dijo. "Eliges atraparlo, no matarlo".

"Primero lo atraparГ©", contestГі AndrГіnico. "Luego lo matarГ©. ВїHay alguna manera de hacerlo o no?".

Hubo otro largo silencio.

"Hay una manera de despojarlo de su poder, sГ­", dijo Rafi. "Sin su preciosa espada y sin su dragГіn, serГЎ como cualquier otro muchacho".

"Enséñame", exigió Andrónico.

Hubo un largo silencio.

"Tiene un costo", respondiГі Rafi, finalmente.

"Lo que sea", dijo AndrГіnico. "Te darГ© lo que sea"

Hubo una risita sofocada larga y sombrГ­a.

"Creo que algГєn dГ­a llegarГЎs a lamentarlo", respondiГі Rafi. "Mucho, mucho".




CAPГЌTULO DIEZ


Mientras RГіmulo marchaba por el sendero meticulosamente asfaltado, hecho de ladrillos de oro, que conducГ­a hacia Volusia, la capital del Imperio, los soldados ataviados con sus mejores trajes, se pusieron en posiciГіn de firmes. RГіmulo caminaba delante del resto de su ejГ©rcito, reducido a unos cientos de soldados, abatido y derrotado por su episodio con los dragones.

RГіmulo estaba furioso. Era la caminata de la vergГјenza. Toda su vida habГ­a regresado victorioso, desfilaba como un hГ©roe; ahora regresaba al silencio, a un estado de vergГјenza, trayendo, en lugar de trofeos y prisioneros, soldados que habГ­an sido derrotados.

Le quemaba por dentro. HabГ­a sido muy tonto de su parte ir tan lejos en busca de la Espada, atreverse a luchar con los dragones. HabГ­a sido llevado por su ego; debiГі haberlo imaginado. HabГ­a sido afortunado por el simple hecho de escapar, y en especial con cualquiera de sus hombres intactos. AГєn podГ­a escuchar los gritos de sus hombres, aГєn olГ­a su carne carbonizada.

Sus hombres habГ­an sido disciplinados y habГ­an luchado valientemente, marchando a sus muertes bajo su mando. Pero despuГ©s de que sus miles de soldados habГ­an disminuido ante sus ojos a unos pocos cientos, sabГ­a cuГЎndo huir. HabГ­a ordenado una retirada apresurada, y el resto de sus fuerzas se habГ­a deslizado por los tГєneles, a salvo del soplido de los dragones. Se habГ­an quedado bajo tierra y habГ­an logrado ir de regreso a la capital, a pie.

Ahora estaban aquГ­, marchando por las puertas de la ciudad que se elevaban unos treinta metros hacia el cielo. Cuando entraron a esta legendaria ciudad, fabricada enteramente en oro, miles de soldados del Imperio entrecruzaban por todos lados, marchando en formaciones, revistiendo las calles, poniГ©ndose en posiciГіn de firmes cuando Г©l pasaba. DespuГ©s de todo, no estando AndrГіnico, RГіmulo era el lГ­der de facto del Imperio y el mГЎs respetado de todos los guerreros. Es decir, hasta su derrota de hoy. Ahora, despuГ©s de su derrota, no sabГ­a cГіmo lo verГ­a la gente.

La derrota no podrГ­a haber llegado en peor momento. Fue el momento cuando RГіmulo estaba preparando su golpe, preparГЎndose para tomar el poder y expulsar a AndrГіnico. Mientras caminaba por esta pulcra ciudad, pasando por fuentes, jardines meticulosamente pavimentados, con sirvientes y esclavos por todas partes, se maravillГі de que en lugar de regresar, como habГ­a previsto, con la Espada del Destino en sus manos, con mГЎs poder del que habГ­a tenido, regresaba en cambio con una posiciГіn de debilidad. Ahora, en lugar de ser capaz de reclamar el poder que era suyo por derecho, tendrГ­a que pedir disculpas ante el Consejo, con la esperanza de no perder su puesto.

El Gran Consejo. El pensar en ello lo hacГ­a retorcerse por dentro. RГіmulo no respondГ­a a nadie, mucho menos a un Consejo formado por ciudadanos que nunca habГ­an blandido una espada. Cada una de las doce provincias del Imperio enviaba a dos representantes, a dos docenas de lГ­deres de todos los rincones del Imperio. TГ©cnicamente, ellos gobernaban el Imperio; pero en realidad, AndrГіnico gobernaba como deseaba, y el Consejo hacГ­a lo que Г©l ordenaba.

Pero cuando Andrónico se había ido al Anillo, había dado al Consejo más autoridad que nunca; Rómulo supuso que Andrónico había hecho eso para protegerse y mantener vigilado a Rómulo, para asegurarse de tener un trono al cual regresar. Su movimiento había envalentonado al Consejo; ahora actuaban como si tuvieran autoridad real sobre Rómulo. Y Rómulo, por el momento, tenía que sufrir la humillación de tener que responder a estas personas. Todos eran compinches elegidos por Andrónico, gente que Andrónico había afianzado para asegurar que su reinado nunca acabara. El Consejo buscó cualquier excusa para fortalecer a Andrónico y debilitar cualquier amenaza hacia él – especialmente de Rómulo. Y la derrota de Rómulo les daba un comienzo perfecto.

RГіmulo marchГі hasta el brillante Capitolio; un edificio enorme, negro y redondo que se elevaba por lo alto hacia el cielo, rodeado de columnas de oro, con una cГєpula dorada brillante. AhГ­ ondeaba el estandarte del Imperio, y sobre su puerta estaba la imagen de un leГіn dorado con un ГЎguila en su boca.

Mientras RГіmulo subГ­a los cien escalones dorados, sus hombres esperaban en la base de la plaza. CaminГі solo, subiendo los escalones del Capitolio de tres en tres, con sus armas sonando contra su armadura, conforme avanzaba.

Se necesitaba una docena de sirvientes para abrir las enormes puertas en la parte superior de los escalones, cada uno de quince metros de altura, hecho de oro reluciente con broches negros a lo largo, cada uno grabado con el sello del Imperio. Ellos abrieron las puertas completamente y RГіmulo sintiГі la frГ­a corriente, erizando los pelos de su piel conforme caminaba hacia el sombrГ­o interior. Las enormes puertas se cerraron detrГЎs de Г©l, y sintiГі, como siempre que entraba en este edificio, como si estuviera siendo sepultado.

Rómulo se pavoneó por los pisos de mármol, sus botas resonaban, apretaba la mandíbula, queriendo acabar con esta reunión y seguir con cosas más importantes. Él había oído el rumor acerca de un arma fantástica, justo antes de venir aquí y necesitaba saber si era cierto. Si fuera así, eso cambiaría todo, inclinaría la balanza totalmente a su favor. Si realmente existía, entonces todo esto – Andrónico, el Consejo – ya no significaría nada para él. De hecho, todo el Imperio finalmente sería suyo. Pensar en esa arma era lo único que mantenía a Rómulo confiado y seguro de subir otra serie de escalones, a través de otra serie de enormes puertas y finalmente hacia la sala redonda, donde estaba el Gran Consejo.

Dentro de esta enorme sala habГ­a una mesa negra circular, vacГ­a en su centro, con un estrecho pasadizo para que entrara una persona. Alrededor estaban sentados los del Consejo, eran veinticuatro tГєnicas negras sentados con seriedad alrededor de la mesa, todos eran hombres de la tercer edad, con cuernos grises y ojos escarlata, escurriendo rojo, por los muchos aГ±os de edad. Era humillante para RГіmulo tener que enfrentarse a ellos, tener que caminar a travГ©s de la estrecha entrada hacia el centro de la mesa, estar rodeado de las personas a las que tenГ­a que dirigirse. Fue humillante ser forzado a girar a todos lados para abordarlos. Todo el diseГ±o de esta habitaciГіn, esta mesa, era otra de las tГЎcticas de intimidaciГіn de AndrГіnico.

RГіmulo estaba parado allГ­ en el centro de la sala, en silencio, quiГ©n sabe cuГЎnto tiempo, ardiendo. Г‰l estuvo tentado a salir, pero tenГ­a que comprobarlo Г©l mismo.

"RГіmulo de la LegiГіn de Octakin", uno de los concejales anunciГі formalmente.

RГіmulo se volviГі y vio a un concejal delgado, de edad mayor, con las mejillas hundidas y pelo canoso, mirГЎndolo con sus ojos escarlata. Este hombre era un compinche de AndrГіnico, y RГіmulo sabГ­a que Г©l dirГ­a lo que fuera para granjearse el favor de AndrГіnico.

El viejo aclarГі su garganta.

"Has vuelto a Volusia, derrotado. CaГ­do en desgracia. Eres valiente al venir aquГ­".

"Te has vuelto un comandante imprudente y precipitado", dijo otro concejal.

RГіmulo se dio vuelta y vio una mirada desdeГ±osa hacia Г©l, desde el otro lado del cГ­rculo.

"Has perdido a miles de nuestros hombres en la bГєsqueda infructuosa de la Espada, en tu imprudente confrontaciГіn con los dragones. Le has fallado a AndrГіnico y al Imperio. ВїQuГ© tienes que decir?".

RГіmulo lo mirГі, desafiante.

"No me disculpo por nada", dijo. "Recuperar la Espada era importante para el Imperio".

Otro hombre mayor se inclinГі hacia adelante.

"Pero no la recuperaste, Вїo sГ­?".

RГіmulo enrojeciГі. MatarГ­a a ese hombre, si pudiera.

"Casi lo hice", respondiГі finalmente.

"Casi no significa nada".

"Nos encontramos con obstГЎculos inesperados".

"ВїCon dragones?", comentГі otro concejal.

RГіmulo se dio vuelta para mirarlo.

"ВїQuГ© tan temerario podrГ­as ser?", dijo el concejal. "ВїRealmente creГ­ste que podrГ­as ganar?".

RГіmulo aclarГі su garganta, su ira aumentaba.

"No. Mi objetivo no era matar a los dragones. Era recuperar la Espada".

"Pero repito, no lo hiciste".

"Peor aГєn", dijo otro: "ahora has puesto a los dragones contra nosotros. Nos han llegado reportes de sus ataques por todo el Imperio. Iniciaste una guerra que no podemos ganar. Es una gran pГ©rdida para el Imperio".

RГіmulo dejГі de intentar contestar; Г©l sabГ­a que eso sГіlo llevarГ­a mГЎs acusaciones y recriminaciones. DespuГ©s de todo, eran hombres de AndrГіnico, y todos tenГ­an una agenda.

"Es una lГЎstima que el gran AndrГіnico no estГ© aquГ­ para castigarte", dijo otro concejal. "Estoy seguro de que no te dejarГ­a vivo".

AclarГі su garganta y se reclinГі de nuevo.

"Pero en su ausencia, tenemos que esperar su regreso. Por ahora, estarГЎs al mando del ejГ©rcito para enviar legiones de barcos para reforzar al Gran AndrГіnico en el Anillo. En cuanto a ti, serГЎs degradado, despojado de tus armas y de tu rango. PermanecerГЎs en los cuarteles y esperarГЎs mГЎs Гіrdenes de nosotros".

RГіmulo lo mirГі, incrГ©dulo.

"AlГ©grate de que no te ejecutemos ahora mismo. Ahora, vete", dijo otro concejal.

RГіmulo apretГі sus puГ±os, su cara se puso pГєrpura y mirГі a cada uno de los concejales. Se comprometiГі a matar a todos y cada uno de ellos. Pero se obligГі a sГ­ mismo a contenerse, diciГ©ndose que ahora no era el momento. Era posible que recibiera alguna satisfacciГіn al matarlos ahora, pero no lo llevarГ­a a su objetivo final.

RГіmulo se dio vuelta y saliГі furioso de la sala, sus botas resonaban, atravesando la puerta, mientras los sirvientes la abrГ­an y luego se cerrГі de golpe detrГЎs de Г©l.

RГіmulo saliГі del edificio del capitolio, bajando las cien escaleras doradas y hacia su grupo de hombres que lo esperaban. DirigiГі a su segundo al mando.

"SeГ±or", dijo el general, haciendo una reverencia, "ВїcuГЎl es su orden?".

RГіmulo lo mirГі, pensando. Por supuesto que no podrГ­a obedecer las Гіrdenes del Consejo; por el contrario, era el momento para desafiarlos.

"La orden del Consejo es que todos los barcos del Imperio que estГ©n en el mar, regresen a nuestras costas de inmediato".

Los ojos se abrieron de par en par.

"Pero, seГ±or, eso dejarГ­a al Gran AndrГіnico abandonado dentro del Anillo, sin forma de regresar a casa".

RГіmulo se dio vuelta y lo mirГі, con una mirada frГ­a.

"Nunca me cuestiones", respondiГі, con una voz de acero.

El general inclinГі la cabeza.

"Por supuesto, seГ±or. PerdГіneme".

Su comandante dio vuelta y se fue corriendo, y RГіmulo sabГ­a que iba a ejecutar sus Гіrdenes. Era un soldado fiel.

RГіmulo sonriГі en su interior. QuГ© tonto habГ­a sido el Consejo al pensar que Г©l podrГ­a acatar lo que dijeran ellos, que llevarГ­a a cabo sus Гіrdenes. Lo habГ­an subestimado enormemente. DespuГ©s de todo, no tenГ­an a nadie para hacer valer su degradaciГіn y hasta que resolvieran eso, RГіmulo, mientras tuviera el poder, ejecutarГ­a los comandos suficientes para impedirles ganar poder sobre Г©l. AndrГіnico era genial, pero RГіmulo lo era mГЎs.

Un hombre estaba parado en la periferia de la plaza, vestido con una túnica verde brillante, con su capucha hacia abajo, revelando una cara ancha amarilla y plana, con cuatro ojos. El hombre tenía manos delgadas, los dedos tan largos como el brazo de Rómulo y esperaba pacientemente. Él era un Wokable. A Rómulo no le gustaba lidiar con esa raza, pero en ciertas circunstancias se veía obligado a hacerlo – y ésta era una de esas veces.

RГіmulo se acercГі al Wokable, sintiendo lo escalofriante que era a varios metros de distancia, mientras la criatura lo miraba con sus cuatro ojos. EstirГі la mano con uno de sus largos dedos y tocГі su pecho. RГіmulo quedГі frГ­o al sentir el contacto del dedo baboso.

"Hemos encontrado lo que nos ha enviado a buscar", dijo la criatura. El Wokable hizo un gorgoteo extraГ±o en la parte posterior de la garganta. "Pero le costarГЎ muy caro".




Конец ознакомительного фрагмента.


Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/morgan-rice/un-rito-de-espadas/) на ЛитРес.

Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.



Если текст книги отсутствует, перейдите по ссылке

Возможные причины отсутствия книги:
1. Книга снята с продаж по просьбе правообладателя
2. Книга ещё не поступила в продажу и пока недоступна для чтения

Навигация